Furlong relata travesía con selk´nam por la senda de Bridges
EL 29 DE AGOSTO DE 1909

Furlong relata travesía con selk´nam por la senda de Bridges

29/08/2019
E

l norteamericano Charles Wellington Furlong  publica su libro  “La tierra desconocida de los onas”, donde relata su travesía por la senda de los Bridges guiado por selk´nam.
Furlong fue uno de los primeros forasteros en recorrer esa senda y contó que “hambriento y desorientado, se entregó al ‘notable entrenamiento y sentido de la ubicación’ de sus guías” que, por otra parte, “nunca se quejaban […] ni se impacientaban”. Uno de ellos, Ahnikin, “cuyo historial era más negro que el de cualquier otro ona” y a quien, a cambio de sus servicios, “tuve que comprar un rifle calibre 44”.
Furlong, en “una estimación conservadora”, consideró que “el cincuenta por ciento de los hombres adultos que vi tenían cicatrices de entre una y tres heridas de flecha o bala”. La inseguridad de la zona por la que se construyó el camino afirmó un criterio común entre los nativos, donde “incluso los hermanos eran más valorados que las esposas (...) cuando el camino de Lucas pareció llegar a su fin: Les dije a mis amigos del norte que iría solo a Harberton. Antes de irme, sin embargo, escribí una breve nota para mis hermanos, diciéndoles que si me encontraban baleado o ahogado, o si desaparecía (…) debían armar con rifles a ciertos nativos (a quienes nombraba) y poner precio a la cabeza de Ahnikin y Halimink, pues deseaba encontrarme con ellos en el otro mundo, cuanto antes” (Joaquín Bascopé Julio. Emergencia de una sociedad original en El último confín de la Tierra).
Los selk´nam vivían en continuas rencillas por los desplazamientos impuestos por los estancieros. Bridges  así lo describió : “Supongamos que trazamos una línea en la desembocadura del Río Grande hacia el oeste. Al sur de esa línea (…) conozco a todos los hombres por su nombre, y a todos salvo unos diez de vista. Juntos no alcanzan los 250 en número: 50 de ellos son hombres. […] Al norte del Río Grande, conozco a tres hombres y cuatro mujeres, que informan lo siguiente: “En nuestro país no hay más indios, sólo once”, y me dieron los nombres de cinco o seis […] Hemos tenido hasta 140 nativos aquí [Harberton] este año […] Hay pocos Ona sobre los treinta años que no hayan asesinado a alguien de su gente por venganza. […]  Son pasionales, vengativos y perezosos. Por otro lado, son amables y generosos con un amigo, resistentes y determinados en la cacería, y se acomodan a extremas dificultades sin un murmullo” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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