Aventureros parten de Buenos Aires en busca de oro fueguino
EL 2 DE SETIEMBRE DE 1891

Aventureros parten de Buenos Aires en busca de oro fueguino

02/09/2019
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ste día, parte de Buenos Aires el transporte nacional “Ushuaia” llevando a bordo una gran cantidad de “aventureros atacados por la fiebre del oro, que iban rumbo a Tierra del Fuego donde pensaban obtenerlo por toneladas” (Norma Sosa. Cazadores de plumas en la Patagonia).
Como parte del pasaje, emprendía su segundo viaje a la región Carlos Burmeister,  naturalista del Museo de La Plata, quien dejó su testimonio: “Los que no habían conseguido un camarote, dormían de noche, encima, debajo y a los lados de la mesa, en el estrecho comedor, y a otros menos afortunados aún sobre la cubierta, a la intemperie, tapados con sus mantas, que les servirían más tarde en sus soñados trabajos auríferos”.  
Para alcanzar la isla pasaron varios días y debieron efectuar varias escalas: “Llegaron a Puerto Madryn el 7, dos días y medio después estaban en Puerto Deseado y tras veinte horas en que se cumplieron las obligaciones del buque, partieron rumbo a Puerto Santa Cruz con viento favorable y todas las velas izadas, a 10 millas por hora, adonde llegaron el mediodía del 12 de setiembre” (op.cit.).
Las primeras noticias sobre el hallazgo aurífero en el Beagle “circularon por todas partes como un reguero de pólvora (…) se llegó a publicar en los diarios que los primeros que llegaron al lugar regresaron con resultados excelentes como es el caso de dieciséis hombres de la isla Lennox que en tres meses de trabajo cosecharon setenta kilogramos de oro (...) y se llegó a a la exageración de afirmar que en las instalaciones de Popper, en bahía Slogget, se había obtenido catorce kilogramos de oro en una sola noche, con pepas de más de quinientos gramos” (Carlos P. Vairo, Francis Gatti. ¡Oro en Tierra del Fuego!).
Indudablemente, estas noticias generaron furor y el aprestamiento para viajar a la zona de muchísimos aventureros ávidos de conquistar fortunas. La afluencia de buscadores de oro era incesante hacia las islas del canal de Beagle, algunas estimaciones indicaban cifras superiores al millar de personas congregadas allí.
El comerciante de Ushuaia Vicente Padín, recordaba que todavía “en la década del 50 seguían llegando a su negocio buscadores de oro que traían lo recolectado en botellas de sidra. Cada una de ellas pesaba unos 15 kg. cuando estaba llena. Pagaban lo que compraban con este oro en polvo. Por eso Padín mantenía una pequeña balanza para pesarlo” (Vairo, Gatti).

Autor : Bernardo Veksler
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