l ‘Jardin d'Acclimatation’ es convertido en ‘L'Acclimatation Anthropologique’. El espacio de exhibición de ejemplares de fauna exótica amplía sus atractivos con un zoológico humano, donde se exponen familias de nativos de diversos lugares del mundo. Allí, fueron expuestos miembros de diversas etnias, entre ellas yámana, selk´nam, kaweskar y mapuche. Eran ubicados con una escenografía supuestamente ambientada a su hábitat de origen, tras las rejas, para ser observados por los visitantes. No mostrando diferencias con el trato que los expositores le daban a los animales allí exhibidos.
El ‘Jardin d'Acclimatation’ fue fundado por la Sociedad Imperial Zoológica de Aclimatación, a fin de contribuir a la introducción y adaptación de especies de fauna y flora exóticas para el beneplácito de los visitantes locales y eventuales explotaciones agrícolas y comerciales.
La exposición fue instalada en el suburbio de Boulogne, en un predio de 19 hectáreas otorgado por la Municipalidad de París. Fue inaugurado por Napoleón III en 1860. En sus inicios contaba con una jirafa, osos, camellos, canguros, bananeros y bambúes. Luego se añadió un gran acuario. Seis años después, el jardín ya contaba con más de 110.000 animales.
Con la incorporación de personas de sitios lejanos, la moda de los zoológicos humanos se extendió por las grandes ciudades europeas. La modalidad de este tipo de exposiciones también se implementó en Argentina, en la plaza San Martín de Retiro, en 1898.
Algunos comerciantes realizaron ferias ambulantes trasladando nativos de diversas regiones, en muchos casos, para hacer más atractiva la muestra, se los presentaba como antropófagos, desvirtuando las culturas de esas etnias. Esto alentó a muchos traficantes a secuestrar con violencia a nativos y trasladarlos hacía Europa para comerciar con su exhibición en kermeses, ferias y circos.
Los nativos secuestrados en sus lugares de origen, deambularon por Europa trasladados a diversas ciudades, fueron falleciendo y algunos de ellos incorporados a las colecciones de museos.
Los restos de cinco de ellos de la etnia kawéskar fueron detectados en la Universidad de Zürich y reclamados por el gobierno chileno para que sean restituidos a la tierra de sus ancestros. En enero de 2010, se logró consumar la repatriación.
Por petición de las comunidades originarias, fueron enterrados en isla Karukinká.
