ste día, el yámana Orundellico y su grupo familiar se asombran del continuo desfile de barcos de distintas banderas por el estrecho de Magallanes. En el último mes habían visualizado en tránsito hacia el norte a los navíos franceses ‘Phaeton’ y ‘Fleury’, a los ingleses ‘Sapewing’ y el vapor ‘Cormorant’; y hacia el sur pasaron el francés ‘Malabar’ y el inglés ‘Venture’.
Los yámana contemplaban asombrados el tráfico naviero y se preguntaban “las razones de su súbito aumento en la zona. No podía imaginarse que la mayoría de ellos estaba participando en un gran juego de naciones que querían apoderarse de esas tierras. Los otros ya estaban involucrados en el comercio internacional” (Francisco Hervé. Soy Jemmy Button el salvaje).
Orundellico y otros jóvenes de su etnia habían sido secuestrado por los hombres comandados por Robert Fitz Roy y bautizado como Jemmy Button. Llevado a Londres, con el propósito de educarlos y convertirlos en intermediarios entre los ingleses y su pueblo. Pero, al regresar al Beagle, retomaron sus hábitos ancestrales y dejaron de lado el adoctrinamiento recibido.
El canoero “intentaba acercarse a todos los barcos para establecer contacto, pero la mayoría seguía su rumbo sin contestar a los llamados. Incluso uno de ellos respondió con una nube de humo que surgió a bordo, a la que siguió un gran estruendo y un objeto que cayó en el mar cerca de ellos, levantando una ola de agua y espuma. Jemmy interpretó esta acción como de hostilidad y violencia, asunto que no lograba comprender”.
Los yámana habían ascendido desde el Beagle hacia el estrecho para encontrar sitios de caza. Así, descubrieron “nuevos lugares de pesca y marisqueo”.
Navegando “por la costa norte del estrecho, donde la tierra comienza a ponerse plana y el canal muy ancho, Jemmy encontró un magnífico puerto. Había señales de que en el pasado algunas personas habían vivido allí. Eran uno de los pocos lugares donde las canoas podían protegerse de los vientos que soplaban fuertemente en la región” (op.cit.).
Ese sitio comenzó a ser frecuentado por el grupo. Se trataba de Puerto del Hambre, el sitio donde Pedro Sarmiento de Gamboa había fundado la Ciudad del Rey Felipe, de trágico final.
Orundellico era testigo del tráfico comercial de ultramar que se había incrementado notablemente y seguiría así hasta la apertura del canal de Panamá, al inicio del nuevo siglo.
