Presentan “Siete mil días”, el libro que recrea la fuga de Radowitzky del Penal de Ushuaia
Del autor fueguino Carlos Zampatti

Presentan “Siete mil días”, el libro que recrea la fuga de Radowitzky del Penal de Ushuaia

El anarquista que estaba preso por matar al jefe de la policía Ramón Falcón, se escapó de la “Siberia argentina” en 1918. Una novela histórica rescata ese increíble episodio. “Las declaraciones de los imputados, así como la de los testigos, dejan muchos baches que la historiografía no ha podido llenar. Ése es el lugar de la ficción”, asegura su autor. La obra se presenta el sábado a las 18 en La Boutique del libro.
06/11/2019
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a novela “Siete mil días” del escritor fueguino Carlos Zampatti, que recrea la fuga del anarquista Simón Radowitzky del Penal de Ushuaia en 1918, será presentada este sábado a las 18 en La Boutique del Libro, en un intento por rescatar del olvido “un hecho emblemático aunque desconocido para el común de la gente”, según ponderó el autor.
El creador de novelas como “Nuestro hombre en Ushuaia” (2011), “Corvalán, rastreador de bandoleros” (2013) y, la más reciente y difundida, “El día del sismo” (2017) vuelve a sorprender a sus lectores con una obra basada en hechos reales y que sin embargo incluye algunos episodios de ficción.
“Mucho se ha escrito sobre la fuga de Radowitzky, pero transcribiendo, con mejor o peor resultado, la aspereza de los expedientes carcelarios. Las declaraciones de los imputados, así como la de los testigos, dejan muchos baches que la historiografía no ha podido llenar. Ése es el lugar de la ficción. Con ella intenté darle a la épica de la fuga, el espacio que se merece”, cuenta Zampatti.
El anarquista que había sido encarcelado por matar al jefe de la policía Ramón Falcón, estaba encerrado en el pabellón 5 del presidio de Ushuaia desde hacía 2800 días, cuando emprendió su fuga el 7 de noviembre de 1918.
Con el apoyo de anarquistas de Buenos Aires y Punta Arenas, y una embarcación al mando de Pascualín, el último pirata del Beagle, que lo estaba esperando en Bahía Golondrina, inició un chispazo de cuatro días de luz en medio de los ocho mil  de oscuridad que vivió en la “Siberia argentina”.
“Siempre quise escribir algo sobre el presidio. He leído mucho del tema, pero no soy historiador, sino que me gusta contar historias. Y entre todos los que pasaron por la cárcel hay personajes, de un lado y otro de las rejas, como para muchas novelas más”, explica el autor de “Siete mil días”.
Zampatti admite que a Radowitzky no lo une ninguna “empatía política”, aunque aclara que tampoco se puede cometer el error de juzgar las ideas y procederes de “alguien de hace más de un siglo, con la perspectiva de 2019”.
“Trato de no bajar línea en ningún sentido sino rescatar al hombre, por encima de sus ideales. Resulta admirable, al menos por los documentos que se conservan y hablan de ello, su fortaleza física y mental. Lo arraigado de sus convicciones y cómo pensaba que la causa ácrata estaba por encima de sus sufrimientos y de su propia vida, incluso”, destaca el escritor que reside en Ushuaia desde 1974.
La novela que será presentada el sábado, se mueve en tres niveles: la cronología de la fuga, las glosas de los payadores libertarios de la época y las cartas del anarquista a su mentora, Salvadora Medina Onrubia, donde se observa la parte más personal de Radowitzky.
“El principal desafío fue el respeto por la verdad histórica. Todo lo que sucedió y está comprobado en los expedientes, en las crónicas y en el relato de los testigos, está en el libro”, aclara Zampatti.
En cuanto a los espacios de ficción, el autor menciona que han sido concebidos para “llenar huecos”, pero no para agregar episodios que ya se sabe que no han ocurrido.
Un ejemplo de ello es la posibilidad de que Radowitzky haya estado refugiado en el colegio de señoritas de Punta Arenas, que por aquel entonces, estaba dirigido por la poeta Gabriela Mistral.
“Me puse en contacto con algunos escritores de Punta Arenas y ellos me expresaron también sus dudas sobre la veracidad de esa historia. Una verdadera pena, porque ese hecho de por sí, podría dar tema para otra novela”, reconoce el escritor.
A Zampatti le apasiona el tema de las fugas imposibles. Por eso ya trabaja en su próximo libro, en el que contará la historia de León Gumersindo Medina, que se escapó de la alcaidía de Ushuaia el 22 de enero de 1977, en pleno proceso militar.
“Durante 21 días recorrió 600 kilómetros sin que todos los grupos de tareas operativos de la policía territorial, la Armada y el Ejército pudieran siquiera tener contacto visual con el fugitivo, por más que Medina haya pasado delante de sus narices perfectamente camuflado. Pero esa, es otra historia”, sostiene el creador de “Siete mil días”.

Un adelanto de la novela

“—¿Sabés quién soy yo, ruso de mierda? El que te va a hacer perder la poca hombría que te queda.
Hacía frío, como siempre en Ushuaia, y era muy oscura esa celda de dos por dos. Un par de horas antes las estufas habían agotado su vientre de lenga y el viento constante se filtraba en cada hendija. Simón Radowitzky no sintió miedo en ese momento ni tampoco dolor después. Era nada comparado con los castigos recibidos desde que el transporte Chaco lo había traído de Buenos Aires, hacía ya siete años.
—Nunca vas a terminar de arrepentirte de haber evitado el pelotón de fusilamiento. —Se lo dijeron de nuevo, como tantas otras veces antes de comenzar el castigo rutinario, sólo que esta vez no era más de lo mismo—. Odiarás el acta de nacimiento fraguada que te salvó del fusilamiento.
Las manos robustas, más que eso, brutas, de los tres hombres lo sujetaron bien fuerte mientras lo hacían arrodillar en el piso de la celda. Para vencer cualquier posible resistencia —inútil previsión: el largo ayuno previo y el aislamiento sin aire, luz ni sol habían minado sus energías—, un talerazo le abrió la cabeza. La sangre comenzó a gotear sobre el piso.
—Y vas a desear mil veces haber muerto cuando mataste al coronel. No sabés lo que te espera. —El subdirector del penal, Gregorio Palacios, se desabrochó la bragueta—. Para que sepas, conmigo recién empieza la cosa.
Los otros tres guardiacárceles, Alapont, Cabezas y Sampedro, el trío José, entre risas, esperaban su momento”.

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