lrededor de esta fecha, el gobernador del Neuquén nombra a Martín Coria juez de Paz suplente. “El decreto fue resistido por el juez titular (…) y por ciertos vecinos de Catan Lil que telegrafiaron a la gobernación repudiando la designación de Coria por no pertenecer a la región y conocerle sucios negocios” (Francisco N. Juárez. La bandolera inglesa en la Patagonia).
Coria era un bonaerense que se ufanaba de ser sobrino del gobernador Marcelino Ugarte. Ostentaba ciertos conocimientos jurídicos y vínculos con policías y políticos que le permitieron la apropiación de ganados y tierras.
Cuando la inglesa Elena Greenhill fue acusada de haber participado en el crimen de su esposo, Coria “se hizo cargo de buscarle la defensa, la sacó de la cárcel y se casó con ella. Esto acontecía a mediados de 1905”, conformando una sociedad criminal temida en la región (Elías Chucair. La inglesa bandolera).
Al descubrirse el despojo de ganado hecho en una estancia, la pareja decidió migrar de la zona y afincarse en el paraje de Montoniló, en la frontera de Chubut y Río Negro. Allí, profundizaron sus andanzas. La gente del lugar comenzó “a conocer sus cuatrereadas” y a temerle a la Greenhill “por sus demostraciones de extraordinaria puntería”.
En numerosas ocasiones, algunos acreedores o víctimas de robos de ganado se atrevieron a reclamar, pero, tuvieron que huir apresuradamente ante los certeros disparos de la inglesa. “Tal el caso concreto de Toro Montiel, quien le dio alcance una vez que le arriaba hacienda con rumbo a Neuquén o Chile. El episodio tuvo lugar en Fita Ruin y no se animó a enfrentarla, mientras ella seguía lo más tranquila con sus secuaces”.
También el despojo de campos fue una práctica llevada adelante por la audaz pareja. Cuando tomaron “conocimiento de que en (…) Chubut, una mujer viuda de apellido Sifuegos, con una importante cantidad de hacienda (…) se encontraba en dificultades con sus parientes para dar término al aspecto sucesorio”. Coria fue a verla y regresó “con un poder general otorgado a su favor”. Eso le permitió apropiarse del patrimonio de la mujer.
Ante la denuncia del saqueo, se presentó la policía. Pero, los oficiales se vieron sorprendidos por la inglesa, que los despojó de sus pertenencias y los corrió a tiros.
Coria falleció aquejado de una enfermedad en 1914 y, un año después, la inglesa murió acribillada en Gan Gan, en una emboscada policial.
