echado este día, “los Señores Braun y Blanchard, representantes de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, en Magallanes”, toman trabajadores, en la ciudad de Castro (Chiloé), mediante un ‘contrato de enganche’, cuyas cláusulas reflejan la precariedad con que se desenvolvían las relaciones laborales de la época.
El texto convencional firmado por los postulantes “para prestar sus servicios en las Estancias de la referida Sociedad”, establecía los siguientes puntos:
“1°. Nos comprometemos á prestar nuestros servicios en cualquiera faena que se nos designe en las Estancias de la referida sociedad.
2°. Declaramos por el presente contrato que estamos desligados completamente de la Federación Obrera de Magallanes mientras estemos con este compromiso, y que cumpliremos con exactitud nuestros contratos para trabajos en las Estancias citadas.
3°. Quedamos conforme con el sueldo mensual asignado de 26.10 o Seis libras esterlinas y diez chelines que se nos abonará desde el Jueves 21 del presente mes y además la comida diaria desde el día del embarque.
4° Se declara que la Compañía se obliga á proporcionarnos el pasaje de aquí á Punta Arenas y hasta las Estancias y el de regreso del mismo punto á Castro una vez que no sean necesarios nuestros servicios”.
El texto contractual refleja una de las principales preocupaciones de los terratenientes: intentar obstaculizar “cualquier tipo de vínculo con la Federación Obrera de Magallanes” (Joaquín Bascopé Julio. Pasajeros del poder propietario. La Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego y la biopolítica estanciera 1890-1920).
La combatividad e influencia que ejercieron los dirigentes anarquistas en el sindicalismo magallánico entorpecieron el avance ilimitado del patrimonio, que pretendía garantizar la todopoderosa familia Braun Menéndez.
Una necesidad de los estancieros era la de contar con disponibilidad de mano de obra, no obstante los vaivenes de la producción ovina. La permanencia del ‘ejército proletario de reserva’ les permitía “conservar los sueldos en un ‘límite razonable’”. Para lograr ese objetivo, “los trabajadores no debían partir -pues en tal caso la escasez de mano de obra obligaría a subirlos- sino permanecer, circular, a un cierto radio de la estancia, disponibles para cuando se los requiriese”
Cuando decaía la actividad se ofrecía alojamiento y raciones para que permanezcan en el lugar.
