ste día, Yokcushlu (Fuegia Basket), Elleparu (York Minster) y Orundellico (Jemmy Button) emprenden el retorno hacia los canales fueguinos, de donde habían sido secuestrados por la expedición del capitán Robert Fitz Roy.
Los jóvenes canoeros habían permanecido en Inglaterra durante más de un año. En ese lapso, habían sido instruidos con el propósito de reintegrarlos a su terruño “para comunicar las ventajas de la civilización. Este plan de regresarlos a su tierra natal estaba relacionado con la necesidad de establecer puntos de contacto entre los ingleses y los aborígenes de Tierra del Fuego, pues simplificaría la comunicación de las culturas y la tarea de los expedicionarios”. Fitz Roy “esperaba que esas personas fuesen útiles como intérpretes y como medio de establecer una disposición amistosa hacia los ingleses” (Guillermo Giucci. Tierra del Fuego: la creación del fin del mundo).
Al llegar al canal la reinserción de los cautivos no fue sencilla, mientras Elleparu tomaba a Yokcushlu como esposa, Orundellico se reencontraba con su familia en el marco de la mayor indiferencia. “Reaparecía de repente en Wulaia vestido, adolescente, más gordo, de pelo corto, rodeado de personas extrañas, los ingleses aguardaban el abrazo emocionado de la familia, pero para decepción general la madre casi ni miró a Jemmy y volvió a su canoa. Asimismo las hermanas se retiraron de inmediato, mientras los hermanos lo rodearon y lo observaron silenciosos”.
Casi dos años después, Fitz Roy regresó y se encontró con Orundellico “desnudo, flaco, melenudo, sucio…”. Pudieron conversar, pero el yámana “resistía la idea de volver a Inglaterra propuesta por el capitán porque había encontrado a una esposa, que lo aguardaba nerviosa en el bote”.
“Apenas podíamos reconocer al pobre Jemmy; en lugar del limpio, bien vestido muchacho fornido que dejamos, encontramos a un escuálido salvaje desnudo. York y Fuegia se habían trasladado a su propio país unos meses antes”, escribieron los ingleses (op.cit.).
Años después, en la zona de residencia de Orundellico, Wulaia, se produjo la matanza de ocho pastores anglicanos, por la cual fue llevado a declarar a una audiencia judicial que se efectuó en Malvinas. Mientras participó del juicio fue reiteradamente maltratado por los isleños, que lo calificaron de asesino y estuvieron a punto de lincharlo. Finalmente, fue sobreseído y regresó a su tierra.
