n la madrugada de este día, un incendio destruye el prostíbulo regenteado por Juana Rodríguez. Un policía apostado en las inmediaciones, además de hacer sonar las alarmas para convocar a los bomberos, pudo apreciar que “había amontonados paja y esparcido kerosene por el suelo y paredes saliendo un denso humo de esa puerta que fue donde tuvo principio el fuego que avanzó rápidamente”, sobre “las últimas piezas que dan al frente a la calle Maipú”. Por lo que se presume que el incendio fue “intencional” (Informe policial citado por Jorge Castelli y Patricia Halvorsen en Esas mujeres).
El informe inauguró el expediente que originó el sumario de instrucción iniciado por esa causa.
La regenta del local nocturno alquilaba la propiedad a Luis Fique. Que fue uno de los testigos de la investigación y declaró que la locataria no registraba deudas de alquiler. Además hubo otros treinta citados a prestar testimonio entre habituales clientes del prostíbulo, marineros del pontón, pupilas y ex pupilas del establecimiento.
Juana Rodríguez, de 27 años, ratificó la intencionalidad del origen del fuego y acusó a “los sujetos José Arnoldi y Adolfo Casalla porque ambos se encontraban resentidos con ella debido a que había despedido de su prostíbulo a la mujer Julia Rodríguez” y los había visto rondando la propiedad en las horas previas.
Los testimonios presentaron contradicciones y las declaraciones de las mujeres registraron causas de enemistad “por cuentos” y otras divergencias ocasionales.
Luego, de registrar los acusados coartadas que justificaron su presencia en otros sitios a la hora del incendio, el 14 de enero, el comisario inspector M. Mendoza eleva a su superior las 31 fojas del expediente de la investigación. El informe sostuvo que “por las declaraciones que constan en el mismo las sospechas recaídas en las personas de José Arnoldi, Julia Fernández, Azucena Platero y Adolfo Casalla desaparecen toda culpabilidad comprobando por declaraciones que constan en estas actuaciones que las personas arriba nombradas se encontraban en sus respectivas habitaciones a la hora que se produjo el incendio”.
Seis días después, el jefe policial Rubén de la Colina “eleva el expediente al juez letrado de Río Gallegos, quien el 20 de marzo ordenará archivar la causa por considerar que el incendio fue accidental y que no había razones para sospechar de ninguna persona” (op.cit.).
