omo parte de los proyectos del gobernador Juan Manuel Gregores, en estos días, comienza a implementarse una modalidad de transporte por agua de los troncos aserrados, en las inmediaciones del lago Argentino, hacia el aserradero instalado en Punta Bandera. Asimismo, se usaba como leña para los vecinos de El Calafate.
Además de utilizar la corriente, se proponía el uso de un deslizador para agilizar el traslado. “El hidrodeslizador duró poco tiempo, el gobernador Gregores se fue a Buenos Aires, y allá murió (…) entonces eso quedó parado”. El aparato se ideó “para remolcar las jangadas”. Se llegaron a hacer un par de jangadas. En “ellas también trabajé yo (…) se hace primero el esqueleto de madera, de palos redondos, para cargar la madera, van largueros a todo lo ancho, y entonces, van los parantes, y todo con grapas de hierro (…) a medida que se cargaba, se iba hundiendo, y después, todo se amarraba con cables, para que, cuando llegaba el agua , flotaran los palos (…) eso dio resultado, trajimos dos, aquí al pueblo…” (Testimonio de Edwin Neuman. Osvaldo Topic. Historia de la provincia de Santa Cruz).
En otro testimonio del dispositivo armado para el traslado, se explicó su funcionamiento: “esas jangadas iban con ganchos (…) de hierro que unían los troncos como una ‘U’, y entonces iban unos con otros, para afirmarlos…” Gregores “pensaba que podía llevar la jangada por el río, y elaborar abajo en la costa” la madera (Entrevista a Ivo Stipicic).
Pero esa utilización de una mayor cantidad de troncos trajo aparejado un daño ambiental. Se “destruyó mucho bosque, porque a uno le daba cortar (árboles), y a otro le daba el acarreo, arrimar hasta el Aserradero; entonces, el que cortaba, no le importaba el lugar, con tal de que hubiera bastantes pies, y después iba el que iba a sacarlo, y decía: ‘…no, este (tronco) queda, quien lo va a sacar de allá, y los mejores árboles estaban en los lugares inaccesibles, y así quedó mucha madera tirada, destruida por falta de una mejor organización”.
Uno de los déficits que se plantearon para la explotación maderera fue la replantación de árboles, que perjudicó notablemente la actividad. “Ese bosque, ese aserradero había sido de los Menéndez, se lo caducaron porque no volvieron a plantar (…) todas las casas de (la estancia) La Anita se hicieron con esa madera…” (I. Stopicic. Op.cit.).
