El gobernador bonaerense encomienda explorar la Patagonia
EL 17 DE ENERO DE 1746

El gobernador bonaerense encomienda explorar la Patagonia

17/01/2020
E

ste día, zarpa la fragata ‘San Antonio’ del puerto de Montevideo. La misión encomendada por el gobernador de Buenos Aires José de Andonaegui era “descubrir algún ignorado o quizá sospechado asentamiento de ingleses, flamencos o franceses y estudiar la instalación de una Misión Jesuítica en Tierra patagónica” (Jorge A. Taiana. La gran aventura del Atlántico Sur).
La misión había sido ordenada, en noviembre de 1743, por el rey Felipe V de España mediante una real cédula, imponiendo que el gobernador enviara una expedición de reconocimiento con la concurrencia de dos o tres miembros de la Compañía de Jesús, con la escolta proporcionada y embarcación adecuada. También, el monarca había consignado insistir si no se lograban el objetivo en el primer viaje.
El barco se hizo a la mar comandado por “el alférez de navío español D. Joaquín de Olivares y Centeno; como piloto mayor iba Diego Thomás de Andía y Varela; les acompañaban un oficial, veinticinco soldados y tres padres jesuitas: Matías Stroebel, alemán, José Cardiel y José Quiroga, españoles”.
Avanzaron acompañando los bordes costeros patagónicos “hasta el cabo Vírgenes, en la entrada del Estrecho de Magallanes, sin encontrar instalaciones foráneas. El viaje permitió corroborar lo sabido: la excelencia del abrigo de Puerto Deseado y de las bahías de San Gregorio y San Julián”.
Al llegar a Puerto Deseado realizaron exploraciones y cinco días después continuaron hacia el sur sin encontrar la bahía San Julián ni los estuarios de los ríos Gallegos y Santa Cruz, pero descubriendo la desembocadura del río Coig, que Olivares denominó Ensenada de San Pedro. La expedición regresó desde el cabo Vírgenes hasta la bahía San Julián en donde dejaron una cruz con la inscripción ‘Reinado de Philipe V. Año 1746’. El 19 de febrero de ese año, desde San Julián se internaron unos 120 kilómetros tierra adentro en una misión de exploración. Al no encontrar tierras adecuadas, regresaron a Buenos Aires a donde llegaron el 4 de abril de 1746.
“Los jesuitas realizaron una minuciosa observación de la costa patagónica y decidieron que” los sacerdotes Cardiel y Tomás Faulkner “edificaran la población del Volcán –bajo la adoración de la Virgen del Pilar- y” los curas Lorenzo Balda y Agustín Vilert, “construyeran la Villa de Patagones, protegida por el patronato de la Virgen de los Desamparados” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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