ste día, el alemán Rudolph Stubenrauch presta testimonio en el Juzgado de Punta Arenas, a raíz de las denuncias contra los terratenientes por maltrato y exterminio de la etnia selk´nam. Comienza planteando que había invitado al obispo anglicano Waite Stirling para que intentara convencer a los nativos próximos a su estancia Gente Grande sobre “la conveniencia de aceptar la civilización y respetar la propiedad de la gente blanca. Probablemente los indios no dieron crédito a la palabra del señor Stirling, porque continuaron en sus depredaciones” (Alberto Harambour R. Partes del exterminio: La barbarie de la civilización o el genocidio selknam en la Tierra del Fuego. Revista La Roca N°4).
Stubenrauch estimó que “desde la instalación de Gente Grande en 1885 hasta la fecha los indios fueguinos han robado no menos de cinco mil cabezas de ganado lanar y más de ciento veinte caballos de la mencionada estancia. Los indios no se limitan a robar o tomar clandestinamente los animales que pueden necesitar para su alimentación sino que sustraen y destruyen cuanto pueden sin utilidad alguna”.
El hacendado, al hacer su descargo sobre las denuncias, argumentó: “A pesar de los gravísimos perjuicios que nos han originado estos robos en mis instrucciones a los mayordomos o sirvientes de las estancias me he limitado a recomendarles la más estricta vigilancia de los cercados y que tan pronto como noten algún robo de animales den cuenta al Administrador respectivo a fin de que este disponga la oportuna persecución de los ladrones. Cuando esto sucede, la gente encargada de la persecución va naturalmente provista de armas de fuego para su defensa y jamás, que yo sepa, se le ha permitido disparar contra los indios indefensos. Es, pues, completamente falso que (…) se haya tolerado el abuso de armas de fuego contra los indios y falso también que se haya dado órdenes para cazarlos a bala, como se dice en algunas declaraciones. Es también falso y calumnioso que se haya puesto veneno a los animales muertos, para dañar a los indios” (op.cit.).
Unas semanas antes, el periódico ‘El Magallanes’ dio cuenta de la captura de 164 selk´nam, de los cuales sólo cuatro eran mayores de 25 años y 25 de entre 20 y 25 años, el resto estaba compuesto por mujeres y niños. Esto indicaba la presunta ejecución de gran parte de los hombres del campamento donde fueron capturados los nativos.
