ste día, zarpa de Ushuaia el aviso ‘Golondrina’, trasladando pasajeros con destino a la ciudad de Punta Arenas y nueve paradas intermedias. El aviso publicitario del periódico ‘El Fueguino’ informa de las escalas que realizará la embarcación a vapor: Lapataia, Almanza, Almirante Brown, Harberton, Bahía Moat, Slogget, Isla de los Estados, Río Grande y San Sebastián, con destino final en Punta Arenas.
El texto publicado informa que los “pasajes de proa a Punta Arenas se pagarán a razón de pesos 18,75 de cualquiera de los puntos arriba mencionados”. Los “menores de 12 años hasta 4” pagarán media tarifa y los menores de cuatro años estarán exceptuados de pagar pasaje. Al mismo tiempo, se “darán pasajes de cámara de ida y vuelta con un 25 % de descuento en el de vuelta siempre que sea para el regreso del vapor”.
Con respecto a la carga que podía ser trasladada en sus bodegas o los equipajes transportados por los pasajeros, “se pagará a razón de 10 pesos la tonelada de peso o cúbica y desde Ushuaia a Punta Arenas y viceversa, cobrando proporcionalmente según la distancia entre los demás puntos”.
Del anuncio se desprende que el servicio era irregular. Aunque podía intuirse que el barco realizaba el trayecto con cierta frecuencia y los pasajeros interesados en trasladarse debían estar expectantes para conocer su partida y estar prestos para abordarlo.
Las escalas contemplaban los distintos emprendimientos que se habían instalado en Tierra del Fuego y los incipientes centros urbanos que se estaban gestando. De esta manera, los pasajeros que podían estar interesados en realizar el viaje debían estar atentos y el anuncio respondía a esa necesidad.
Los pobladores utilizaban el servicio para trasladarse hacia la capital del territorio y Punta Arenas, que para entonces era el centro urbano más importante de la región.
Este tipo de servicio marítimo de transporte de pasajeros era el único existente, dado que las comunicaciones terrestres no existían, debido a la ausencia de rutas y caminos. Para esos años ni siquiera se tenía conocimiento de la posibilidad de encontrar un paso para atravesar la cordillera y poder unir Ushuaia con los otros puntos poblados de la isla. Tampoco existían automotores y los traslados hacia las cercanías de los centros urbanos y cascos de las estancias sólo se podían consumar mediante vehículos con tracción animal.
