Difunden carencias que sufre la dotación de las islas Orcadas
EL 12 DE FEBRERO DE 1933

Difunden carencias que sufre la dotación de las islas Orcadas

12/02/2020
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n la edición de este mes de la revista ‘Caras y Caretas’, el periodista Juan José Soiza Reilly publica un artículo titulado “Hacia el misterio de las Orcadas”, donde describe las carencias que sufre el personal del Observatorio de la isla Laurie, del antártico archipiélago de las Orcadas del Sur.
“Hace cuatro meses que estos heroicos soldados de la ciencia no toman café. Hace cinco meses que no tienen aceite. Hace tiempo que se les acabó la leche conservada. Desde que salieron de Buenos Aires, no conocen el pan, pues carecen de materiales para hacer un horno; ni conocen la carne, porque habiendo tanto hielo, no disponen de ningún aparato frigorífico. La mayor parte de las carnes conservadas están echadas a perder. Las cajas de frutas secas tienen una primera capa en buenas condiciones. Debajo hay aserrín, polilla, escombros… desde hace mucho tiempo se alimentan de huevo de pingüino. La yema se parece en el aspecto a la del huevo de gallina, pero con un inquietante y desesperado sabor a marisco. La clara no coagula nunca, aunque esté en el fuego todo el día. Es una especie de engrudo líquido, amarillento, verde, gelatinoso. ¡Uf! La única carne “viva” que comen contra el escorbuto, es la de pingüino, de la que sólo se utiliza una lonja del pecho, roja, casi negra. De las focas, sólo suelen aprovechar el lomo. A falta de aceite, fríen esta carne con grasa. Uno de los oficiales del ‘Pampa’, el piloto Juan Carlos Alegre, hace traer de a bordo un botellón de aceite. Mi mujer se instala en la pequeña cocina del Observatorio. Prepara bifes y huevos de pingüino. ¡Aceite!, el aceite exquisito les hace olvidar el sabor a pingüino”.
El observatorio tuvo su origen en la instalación efectuada por el escocés William S. Bruce en 1903. Luego, Bruce realizó gestiones ante el gobierno argentino para que este prosiguiera las observaciones meteorológicas y, con ese propósito, cedió el edificio e instrumentos, y ofreció trasladar a los científicos argentinos que el gobierno designe.
El ofrecimiento fue aceptado en enero de 1904 y constituyó la primera manifestación de soberanía sobre territorio antártico efectuada por Argentina.
Desde ese momento, las dotaciones argentinas en las Orcadas se sucedieron ininterrumpidamente, siendo uno de los precedentes más sólidos en el reclamo del ejercicio de la soberanía sobre el territorio antártico.

Autor : Bernardo Veksler
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