Fagnano quiere generar referentes catequistas entre los nativos
EL 20 DE FEBRERO DE 1900

Fagnano quiere generar referentes catequistas entre los nativos

20/02/2020
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echada este día, José Fagnano envía una carta a su superior Don Rúa, donde sostiene su postura en relación con los nativos fueguinos, utilizando “una figura fundamental de contacto: el catecúmeno, un indígena que además de ser intérprete ante el desconocimiento de la lengua de parte de los misioneros, posteriormente funcionaba como un referente catequista” (Boletín Salesiano, diciembre, 1900., citado por María Andrea Nicoletti en El modelo reduccional salesiano en Tierra del Fuego: educar a los "infieles").
Este criterio se llevaba adelante tanto en las misiones volantes como en las reducciones. La diferencia consistía en que, en las misiones volantes, la visita del misionero era esporádica y el control que podía ejercer sobre los resultados del adoctrinamiento era relativo.  
“La imagen que los misioneros salesianos construyeron sobre los indígenas patagónicos tanto en un nivel antropológico como teológico: “bárbaro” e “infiel”, gestaron sin dudas planes de evangelización y educación que priorizaban el cambio cultural dentro de un complejo “civilizatorio”, mediante una praxis educativa que contenía la formación en la fe católica” (M. A. Nicoletti. Op.cit.).
Los salesianos se “plantearon la igualdad entre ellos y los indígenas como hijos de Dios y una vez bautizados, como hijos de una misma Iglesia, pero en el aspecto cultural no manifestaron estar en un mismo plano que los indígenas, desde el momento en el que propusieron un cambio para su adaptación social y religiosa bajo su tutela. Si bien reconocieron que existía una identificación natural de pertenencia a una misma humanidad, subrayaron una diferencia substancial que marca la ignorancia de la fe, que debía ser culturalmente impuesta”.
Los misioneros y misioneras “consideraban que, si bien la humanidad del indígena, contiene en esencia la ley natural, ésta se encontraba en su estado puro sin un verdadero desarrollo, adormecida y atrofiada “debido a su vida ruda y sin cultura”. De ahí que la educación y la fe funcionaran, a su criterio, como principios iluminadores y necesarios para tener “derecho al cielo” y a la vez “desempeñar los deberes de buenos ciudadanos”. El posicionamiento ante las “diferencias” buscó la imposición de un modelo de “homogeneización cultural” (…) en términos incluso de lograr un camino de igualdad ante la ley y la sociedad” (M. A. Nicoletti. Op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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