Se encuentran Beauvoir y Seriot, nativo acusado de crímenes
EL 9 DE MARZO DE 1894

Se encuentran Beauvoir y Seriot, nativo acusado de crímenes

09/03/2020
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lrededor de esta fecha, José María Beauvoir tiene un encuentro con nativos, que el salesiano recuerda en sus memorias: “vimos al otro lado del río a dos individuos. Creí que (…) me hacían señas de querer cruzar. Mandé el bote (con Ferrando) y cuando hubo llegado… vimos que otros indios descendían del cerro en demanda del mismo favor. No fue posible. El bote era demasiado pequeño… cuando llegaron los primeros, se presentaron. Uno de ellos dijo llamarse Capelo” (apodo dado por los blancos, su nombre era Seriot) (Enrique S. Inda. El exterminio de los Onas).
“Vestían ropa vieja de paño y Capelo traía consigo un rifle descompuesto con algunas balas y un largo machete. Había pasado, decía él, algún tiempo en compañía de soldados (...) Vestía levita negra, chaleco y pantalón del mismo color, botas granaderas y un sombrero ovalado también negro”.
Seriot fue la expresión de una embrionaria resistencia frente a la avasallante invasión de  los territorios nativos. Al fueguino se la adjudicaron varios crímenes, algunos de ellos comprobados y otros sin que pudieran constatarse. La ostentación de elementos pertenecientes a forasteros era una prueba de esos hechos de sangre.
Beauvoir lo consultó porque, tiempo atrás, habían escapado cuando se acercaban los salesianos a su campamento. “Nosotros indios –contestó él-, mucho miedo cristianos, porque mucho malo, siempre pum, pum, pum, y siempre ‘wituchen’ (morir)”.
Al bajar la marea, una gran cantidad de selk´nam, pertenecientes al grupo de Seriot, aprovechó para cruzar el río Grande y acampar cerca de la misión, conviviendo con los salesianos.
Al cabo de varios días, la tranquilidad se alteró al conocerse la noticia de que se aproximaban guerreros selk´nam del norte, dispuestos a enfrentarse con la gente de Seriot. Al enterarse, Beauvoir hizo enormes esfuerzos para mediar y evitar el combate.
Pero, sorpresivamente, Capelo y los suyos se despidieron, manifestando “su agradecimiento (…) que ya no tenían temor y que volverían”, y se marcharon.
Beauvoir dejó escrita una caracterización del líder nativo: “ese pobre indio, Capelo, era un desgraciado en el que no se podía confiar tanto como en los otros sencillos salvajes”.    
Luego, se enterarían que al cruzar el río, los nativos se trabaron en una “sangrienta batalla, de la que resultaron algunos muertos y numerosos heridos” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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