ste día, Ernesto Ponzio (El Pibe) es detenido en Río Gallegos por un homicidio. Se desempeñaba “como intérprete en los prostíbulos riogalleguenses”. Fue un eslabón más de su carrera delictiva que desarrolló en paralelo con su labor en los burdeles. En “octubre de 1919 registra una entrada por robo en Río Gallegos”, en “marzo de 1922 es apresado por homicidio y robo en Rawson”, y en 1924, por un crimen en “Rosario por el que estuvo preso varios años” (Jorge Castelli y Patricia Halvorsen. Esas mujeres en la Patagonia austral).
Ponzio fue “el autor del famoso tango Don Juan”. Había nacido “en 1885 en el seno de una familia humilde, fondas y piringundines fueron sus primeros escenarios”. Los primeros contactos con malvivientes “lo convirtieron en protagonista de trifulcas y reiteradas visitas a calabozos desde muy joven. Su historial de fechorías incluye causas por lesiones, disparo de armas y una seguidilla de delitos crecientes”.
La actividad prostibularia tuvo a la capital santacruceña como un centro de atracción de orquestas que luego, en algunos casos, alcanzaron renombre nacional.
María Gómez “fue la propietaria del burdel riogalleguense más popular de su tiempo: ‘La Chocolatería’, donde también se cantó y taconeó la música de arrabal hasta con tangueros que alcanzaron prestigio. El cantor de tangos Francisco Fiorentino, que llegara a ser uno de los mejores exponentes en su género, debutó en Río Gallegos, cuando aún estaba lejos de la fama. Su debut ocurrió en 1929, en un cabaré de propiedad de la señora (…) En aquella ocasión lo acompañó al piano una persona de apellido Olmedo, que después se radicó” en la ciudad “e integró la orquesta de Manuel Ravallo”.
Los locales dedicados a la actividad fueron escenarios de reiterados escándalos y hechos de sangre, motivados por el alcohol y las disputas por las pupilas. Uno de ellos ocurrió en Ushuaia, cuando Luis Pissani fue acumulando pruebas de que su esposa Rosa Scunio Sánchez tenía encuentros con Agustín Cabezas. El 15 de enero de 1930, Pissani se cruzó con Cabezas en la calle Gobernador Godoy. Este, creyendo que “le fuera a hablar se paró a una distancia de medio metro, extrayendo en ese momento Pissani sin mediar palabra un revólver de la cintura, descerrajando contra Cabezas cuatro tiros, hiriéndole en el tórax”, según relata el informe policial. Cabezas falleció cinco días después (op.cit.).
