ste día, el gobierno presidido por Julio Argentino Roca promulga un decreto por el cual fija un tope de 40 mil hectáreas para la concesión de las tierras públicas, subsanando las “Instrucciones” preliminares del año anterior, que no había establecido ningún límite.
Esa permisividad posibilitó que la firma H. P. Wood obtuviera el primer contrato de colonización, en enero de 1885, con “200.000 hectáreas al sur del río Gallegos” (José S. Borrero Rivera. Revista Todo es Historia N° 366. Enero de 1998).
“El primero de los que vino a poblar el Territorio Nacional de Santa Cruz (…) fue William Halliday, un escocés que había llegado a las Malvinas a la edad de diecisiete años, que había trabajado en sus campos durante veintidós años, se había casado y era padre de seis hijos nacidos en las islas y con todos los cuales, su mujer y su suegro, arribó al desierto valle del río Gallegos el 1° de agosto de 1885 para iniciar la gesta de la ganadería austral”.
Pocas semanas después, se dirigió hacia el estrecho de Magallanes “para comprarle a José Menéndez 700 ovejas que fue la primera majada de su estancia Hill Station, el primer arreo que llegó a orillas del río Gallegos y los animales que en enero de 1886, tras la esquila, darían los primeros fardos de lana del sur de Santa Cruz”.
Otra opción muy utilizada, fue recurrir a las adquisiciones ovinas en las Malvinas. Allí logró Wood –como muchos de sus colegas- la génesis de sus haciendas. “También comenzó a utilizarse la ruta terrestre explorada y abierta por Moyano en 1880, trayendo desde Río Negro hasta los campos de los ríos Coyle y Gallegos, a través de toda la Patagonia, grandes arreos ovinos”. Como el de 1888, que “durante dos años transitó a lo largo de toda la Patagonia” (op.cit.).
En la Tierra del Fuego chilena, la primera concesión se consumó en 1883, beneficiando a la compañía Wehrhann con 120.000 hectáreas. En 1889, los agraciados fueron el portugués José Nogueira y su suegro el ruso Moritz Braun con 180 000 y 170 000 hectáreas, respectivamente.
En la parte argentina, se inauguraron las cesiones de tierras con las 20.000 hectáreas que otorgó, en 1886, el gobierno de Carlos Pellegrini a Thomas Bridges. Cinco años después, se entregaron 80.000 hectáreas a Julio Popper, que, luego de su fallecimiento, pasaron a dominio de José Menéndez, para constituir las estancias Primera y Segunda Argentina.
