lrededor de esta fecha, un navío integrante de la ‘Armada del Obispo’ habría llegado a las islas Malvinas, en un tiempo muy anterior a los primeros arribos de los barcos británicos.
La expedición organizada por Gutierre Vargas de Carvajal, obispo de Plasencia, tenía como propósito arribar al estrecho de Magallanes, “por donde esperaban alcanzar el dorso de las Indias Occidentales y colonizar las islas de la Especiería”. Pero, esta misión, iniciada en agosto de 1539, se convirtió en “uno de los viajes más confusos y desventurados de la historia. Muchas fueron las incógnitas, impreciso el número de las naves componentes de la flota, incierto el derrotero y el nombre del comandante de la flota” (Jorge A. Taiana. La gran aventura del Atlántico Sur).
En el estrecho naufragó la nave capitana, pero pudo salvarse a toda la tripulación. El barco que rescató a los ciento cincuenta náufragos, recorrió el estrecho y pudo llegar al Pacífico.
La tercera nave reunió toda una gama de misterio y desconcierto mucho mayor que el resto de la flota. Sobre el trayecto que recorrió existen varias hipótesis: una, que sus tripulantes desembarcaron en la isla Grande de Tierra del Fuego; dos, que intentaron regresar a España, erraron el camino y llegaron al Cabo de Buena Esperanza, y tercero, esta nave, identificada como ‘Incógnita’, habría llegado a Malvinas y recorrido la costa oriental fueguina.
Uno de los historiadores que sostuvo esta opción fue Enrique Ruiz Guiñazú, quien “escribió cómo la ‘Incógnita’ en su derrotero a España redescubre las islas Malvinas cuyo primer reconocimiento otorga a la flota de Magallanes”.
El historiador Basílico afirmó: “A la ‘Incógnita’ pertenecería el mérito del descubrimiento del archipiélago malvinense, hecho histórico de indiscutible y profunda raíz hispánica”. Y enfatizó: “Ni Magallanes, ni el desertor Esteban Gómez de la expedición de Magallanes, ni el desertor Pedro de Vera de la expedición de Loaiza, ni los de la nave ‘San Pedro’ de la expedición de Alcazaba descubrieron las Malvinas, sino que fue precisamente una de las cuatro naves que formaron parte de la expedición realizada por la Armada del Obispo de Plasencia entre 1539 y 1541; la que de una manera completamente inesperada descubrió esa tierra permaneciendo allí diez meses antes de emprender el regreso a España” (op.cit.).
