echado este día, un artículo publicado en el periódico ‘El Sur Oeste’ refleja un cruce entre el gobernador Manuel Fernández Valdés, el director del medio Eduardo Puente Carracedo y críticos del gobierno.
El texto cuestiona al gobernador por autoritario. El origen de la disputa, aparentemente, estaría en una licitación, dado que el autor se pregunta: “¿Qué tenemos que ver nosotros los perjudicados por la autoridad con las licitaciones?”.
Critica la reacción de Fernández Valdés ante una manifestación, llevada a cabo cuatro días antes, y “contra el atropello sufrido por el director del periódico” (Arnoldo Canclini. Indios, Policías y Agitadores).
Una “de las personas que formaban parte de la delegación que con el fin de pedir justicia para el atropellado se apersonó ante el Señor Gobernador en su despacho” fue Ricardo G. de Rosis, “quien considerándose ofendido por las imprecaciones dirigidas a él personalmente y por asuntos de muy distinto carácter dirigióse (…) a su domicilio particular a pedirle una satisfacción; Por esa causa ha sido detenido el día 27 del cte. dándosele como causa que ha cometido un desacato contra la persona del Señor Gobernador”.
En defensa del detenido, el periódico hace una disquisición sobre el rol del gobernador: “Creemos nosotros y así lo decimos que el Señor Gobernador sólo es tal, desde la 1 de la tarde hasta las 6 p.m.; si en su despacho cualquier vecino le faltara el respeto cometería un desacato a la autoridad, pero fuera de esas horas y no encontrándose en funciones de su cargo, queda equiparado a los demás ciudadanos y sus derechos”.
Continuando con esa línea de razonamiento, el autor de la nota afirma que “es poco usual que un Gobernador tenga el atrevimiento de insultar a un vecino que siendo delegado se presenta pidiendo Justicia. Aunque sus sentimientos fueran estremados (sic), jamás debería actuar con ligereza pues en ese momento insultó a todo un pueblo en forma bien descortés”.
Finalmente, el editorialista exhorta a Fernández Valdés: “Serénese el Señor Gobernador, vuelva sobre sus pasos y no exponga al pueblo a más peligros de los espuestos (sic) y dé las gracias a los vecinos que influyeron sobre el sufrido y valiente cuerpo de Guardia Cárceles, que indignado por el proceder de la Policía querían presentarse en la población armados y equipados, a defender los derechos hollados” (op.cit.).
