ste día, se lleva a cabo un acto multitudinario, en la Plaza Lorea de la ciudad de Buenos Aires, que reclama la liberación de Simón Radowitzky, interno N° 155 de la cárcel de Ushuaia. La concentración fue convocada por la FORA, entidad que agrupaba al sindicalismo anarquista, que venía desarrollando una campaña nacional e internacional por su libertad.
Tres días después, el presidente Hipólito Yrigoyen dispuso saldar la promesa que había realizado a esa central sindical y decidió incorporar al anarquista en un listado de 191 indultados que tenía en su mesa de trabajo. El diario La Razón tituló entonces “Fue conmutada, por destierro, la pena que cumplía Simón Radowitzky”.
La medida llenó de alegría a los círculos obreros que vieron coronar su prédica de dos décadas, pero mereció algunos cuestionamientos, dado que la pena de destierro había sido erradicada de la legislación penal, a partir de la promulgación de la reforma al Código Penal firmada por el mismo Yrigoyen, en 1921.
“Antes de dejar definitivamente suelo argentino, Radowitzky pasó todavía unos días en Ushuaia, donde se transformó en objeto de curiosidad. Una foto suya saliendo del penal, tomada por un niño, comenzó a venderse como postal. Compró ropas y otros elementos en la tienda de José Salomón, visitó algunas casas de familia e hizo regalos a varios chicos. Incluso una imagen conservada en el fondo Luiggi Fabbri del Internacionaal Instituut voor Sociale Geschiedenis, en Holanda, lo muestra dando el puntapié inicial en un partido de fútbol” (Alejandro Martí. La biografía del anarquista Simón Radowitzky).
Finalmente, el 5 de mayo, se despidió de la capital fueguina transitando por el muelle hacia un buque de la Armada.
El jefe de policía Raúl R. Massey envió ese día un despacho urgente a su colega porteño advirtiéndole que “por Transporte Nacional Vicente Fidel López que zarpó en la fecha de este puerto fue embarcado Simón Radowitzky destino a esa”.
Buenos Aires sólo fue un paso intermedio hacia Montevideo, donde se sumó de inmediato al movimiento anarquista. Entre 1934 y 1936 estuvo detenido por su activo proselitismo.
Luego, se sumó a las Brigadas Internacionales que participaron del lado republicano, durante la Guerra Civil Española. Finalmente, murió en México en 1956.
