ste día, el Poder Ejecutivo Nacional promulga el Decreto N° 813, por el cual dispone garantizar el suministro de gas envasado a las islas Malvinas, Georgias, Sándwich y Tierra del Fuego.
De esta manera, se contrarrestó lo dispuesto por una norma similar (Decreto N° 690) del 27 de marzo de 1981, que limitaba el abastecimiento de gas envasado.
Con la firma de Leopoldo Fortunato Galtieri, titular de facto del gobierno, se estableció la excepción “a Gas del Estado Sociedad del Estado de la prohibición establecida” por el decreto anterior “respecto de la prestación del servicio de gas licuado en cilindros de cuarenta y cinco kilogramos (45 kg) en el archipiélago de las Malvinas e islas Georgias y Sándwich del sur”, en el artículo primero.
En el artículo siguiente, hacía “extensiva la exclusión dispuesta por el Art. 1° al Territorio Nacional de la Tierra del Fuego”.
En los considerandos se aludía a los antecedentes existentes desde 1975, por el cual la empresa estatal tenía incorporado, dentro de los servicios que prestaba, el abastecimiento de gas a los habitantes de las islas del Atlántico sur, debido “a la inexistencia de empresas privadas en condiciones de asumir la prestación del servicio” de suministro “del gas licuado “Propano –Butano”.
La norma modificada, firmada el último día hábil de la gestión del dictador Jorge Rafael Videla, privatizaba la comercialización del “supergás”, que hasta entonces era vendido y distribuido exclusivamente por la empresa estatal, “fijándose un término perentorio para la total desaparición de Gas del Estado como único proveedor y regulador de la producción, importación y exportación de gas licuado, como así también, su cese en las funciones de normalización y fiscalización que desarrollaba hasta ese momento” (Adolfo Silenzi de Stagni. Claves para una Política Petrolera Nacional).
Hasta ese entonces, el valor del cilindro provisto por la empresa estatal era la mitad de lo que costaban las garrafas.
Silenzi de Stagni dio este ejemplo en el debate por la privatización de la empresa, que se consumó en la década del noventa, como forma de demostrar el rol de fomento que cumplió Gas del Estado y lo indispensable que resultaba su preservación en manos del estado para contar con una política de promoción.
