ste día, se inaugura oficialmente el puerto de aguas profundas en Punta Quilla, en el sur de Santa Cruz.
Desde su puesta en funcionamiento, se convirtió en un importante puerto de ultramar. Su moderna plataforma cuenta con un muelle de hormigón armado de 158 metros de longitud y de 30 metros de ancho, con un doble frente de atraque, que dota a sus instalaciones de un alto nivel de operatividad.
Tiene servicio de iluminación, balizamiento y suministro de energía eléctrica, combustible, agua potable y alimentos; además de depósitos fiscales, plazoleta de contenedores y oficinas de agencias marítimas.
Las instalaciones portuarias se encuentran ubicadas en la margen sur de la ría, a unos 17 kilómetros de Puerto Santa Cruz. La boca de acceso, ubicada entre Punta Entrada y Punta Cascajo, cuenta con un ancho superior a una milla y su fondeadero tiene una profundidad de hasta 26 metros.
Su inauguración estuvo precedida de una larga lucha del pueblo, que impuso arduos debates en el Congreso de la Nación, durante la década del sesenta.
En 1965, se dictó la Ley 16694, que establecía la construcción del puerto a fin de dar salida a la riqueza que se generaba con el carbón, petróleo, minerales y productos regionales, y la recepción de cargas generales.
A principios de 1973, la Administración Nacional de Puertos y Vías Navegables licitó y adjudicó la construcción del muelle a la empresa argentina DYOPSA (Dragados y Obras Portuarias S.A.) con el compromiso de iniciar de inmediato los trabajos. Pero en el mes de setiembre, las autoridades notificaron la suspensión de las obras del puerto.
La reacción popular no se hizo esperar y una gran movilización de la población reclamó que sus esperanzas no se vean defraudadas. Las enfervorizadas manifestaciones, con una gran participación juvenil, llegó a disponer como medida de fuerza una concentración en la pista de aterrizaje, logrando detener el despegue de un avión de LADE.
La rebelión popular trascendió en los medios de comunicación de todo el país y se mantuvo hasta lograr que las autoridades nacionales y provinciales decidan rever la medida.
Finalmente, ese gran movimiento social tuvo sus frutos, pues al poco tiempo la obra continuó a un ritmo normal hasta su finalización.
