Obras teatral “Sócrates, el encantador de almas”

Recordaron que “las leyes siempre fueron para cumplirlas”

10/10/2005
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obresalieron las reflexiones y paralelismos entre la época griega y la actual en nuestra sociedad, en la puesta en escena de la obra teatral "Sócrates, el encantador de almas", del autor Eduardo Rovner, que presentó el grupo "Proscenio".
Aproximadamente unas sesenta personas concurrieron a la sala Niní Marshall de la Casa de la Cultura, el sábado pasado, a la segunda función, que bajo la dirección de María Elena Suárez presentó el grupo teatral "Proscenio".
En la obra, que se desarrolla durante una clase de filosofía, el profesor, que hace referencia al filósofo griego Sócrates, estuvo muy bien personificado por Daniel Eduardo Arrieta.
En el escenario existe un juego de dos en uno, porque existe un espacio múltiple en el tiempo debido a que las representaciones van y vuelven marcando diferentes épocas o años.
En la primera parte se observa al docente que enseña filosofía a los estudiantes y luego en el unipersonal Arrieta personifica a Sócrates. El filósofo griego recuerda parte de su infancia, de las palabras de su madre y también de la enseñanza a sus discípulos.
La obra dura aproximadamente dos horas, se hace para algunos muy extensa, aunque no para el espectador que sigue despierto el relato del griego. Sobre todo resultan interesantes los enfoques sobre las virtudes, la ética, los valores, que quizás ya poco se tienen en cuenta en nuestra sociedad.
Las reflexiones que aporta sobre la vida política y la sociedad no están alejadas de la realidad, a pesar de la época, porque muchas tienen que ver con la filosofía de la vida y las comparaciones que se hace sobre la justicia, el poder, las leyes que siempre fueron para cumplirlas pero que no se respetan, la angustia que se siente al ver la injusticia, el espíritu cuestionador y la permanente búsqueda de la verdad.
La pizarra también sirve para marcar el tiempo del relato, ubicar al espectador en el lugar y el desarrollo del tema que va apuntando el profesor al recordar a Sócrates. Los lenguajes verbal y no verbal sobresalen en la obra "Sócrates, el encantador de almas".

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