En los ultimos dos años

La crisis habitacional acrecentó la demanda social en Ushuaia

27/06/2007
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l crecimiento de los asentamientos ilegales en Ushuaia, sumado al explosivo incremento de la población de la ciudad, se tradujo en un aumento en la demanda social hacia el Estado provincial y municipal, que debe a asistir a cientos de familias en situación vulnerable, pese a que el escenario económico del país y la provincia se muestra próspero. Todos los días se entregan dádivas mediante módulos alimentarios, tarjetas sociales y bonos de gas, aunque esta demanda toca fondo en el invierno, cuando la falta de trabajo y alimentos y las inclemencias del clima vulneran aún más a estas franjas de población.
El Subsecretario de Desarrollo Social de la Provincia, Gustavo Basconzuelo, reconoció que con el crecimiento de los asentamientos, las solicitudes "han aumentado considerablemente, sobre todo con la llegada del invierno, cuando hay mayor cantidad de jefes de hogar desocupados, y la llegada de familias nuevas".
Detalló que la dependencia de gobierno provee asistencia alimentaria a alrededor de 130 familias, (ya sea alimentos o tarjetas), y actualmente distribuye gas a 198 casas ubicadas en predios irregulares, mediante tickets. Otro servicio que se facilita es la atención de menores en Centros Infantiles Estatales, a alrededor de 21 niños que pertenecen a estos asentamientos. Asimismo, vale aclarar que hay grupos filiatorios que por la evaluación social reciben uno, dos o tres beneficios
Si bien no hay un relevamiento exacto sobre la cantidad de personas que ocupan predios en forma irregular, estudios previos de organizaciones movilizadas por el reclamo de tierras y viviendas afirman que serían alrededor de 1500 familias. Sin embargo, aquí no hay censo que valga, porque se trata de un población dinámica que tiene una gran movilidad.
A partir de un acta acuerdo rubricada el viernes pasado entre el Municipio capitalino, la secretaria de Desarrollo Social de la Provincia, asentamientos y organismos prestadores de servicios públicos, prontamente comenzarán a suministrar servicios comunitarios como tendidos de luz, canillas, contenedores para residuos y mejoramiento de caminos, aunque los beneficios no otorgarán derecho alguno sobre la tierra. Mediante estas acciones se busca ir paliando la precariedad, y que comience una transición a la aprobación de la Ley de Emergencia Habitacional, que será tratada próximamente por la Legislatura fueguina.

Vista preliminar

Del convenio quedó eximido el asentamiento autodenominado "10 de Febrero", que actualmente se encuentra judicializado por tratarse de un turbal declarado reserva ecológica, que no está contemplado dentro de las zonas urbanizables. Por eso se ordenó un relevamiento social inmediato, con el fin de verificar la cantidad de personas que habitan el sector, que se emplaza en calle Namuncurá y Río Iguazú, y en base a los resultados proponer una posible mejora. Se prevé que en un futuro se propicie un cruce de datos, para investigar quiénes de los ocupantes efectivamente se encuentran en emergencia y descartar que haya especulación con la tierra. En muchos casos se yerguen edificaciones –de incluso escasos dos metros por tres– con soportes de lenga y plásticos que envuelven la estructura, lo que hace prever que nadie podría residir en el lugar.
Resultados preliminares del trabajo de campo pudieron constatar que son 15 ó 16 familias las que residen allí, pese a que los habitantes aducen que son más de 40. Asimismo, se sabe que los grupos varían considerablemente, ya que hay ocupados, desocupados, madres solteras, familias numerosas, y se confirma que, en general, hay una movilidad social muy importante.
En ese sentido, por ser un escenario tan complicado en el que confluyen diferentes vicisitudes, desde el Estado resulta difícil dar respuestas, puesto que hay un gran margen de población que actualmente alquila y también exige una solución al problema habitacional. Ésta es una cuestión que deberá ser central en la agenda pública de las nuevas gestiones de los gobiernos, y todo un desafío por revertir.

Consideraciones

La secretaria de Desarrollo Social de la Municipalidad, Mónica Manzanares, analizó que "el panorama es tan complejo que resulta difícil dar respuestas, por lo que debemos hacerle frente desde diferentes sectores del Estado". Analizó que "es mucha la gente necesitada, que no estaría en condiciones de pagar un alquiler, pero hay personas con ingresos considerables, de Gobierno o el sector privado que en teoría podrían hacerle frente a un alquiler", apuntó la funcionaria sin desconocer que el mercado inmobiliario se encuentra totalmente desrregulado. También repudió que "hay una gran cantidad de casos de personas que han sido titulares de viviendas, y por diferentes circunstancias, las han vendido y han decido intrusar", como así también consideró que "hay mucha especulación, que nada tiene que ver con la necesidad", y observó que " el problema no sólo se soluciona con la entrega de Tierra, porque la mayoría de los casos no están en condiciones de hacerle frente a los gastos de la construcción". Remarcó que la situación social se torna aún más compleja, porque en grupos familiares numerosos, que viven en total hacinamiento, converge un aditamento más, que son los conflictos familiares.

Un problema de difícil solución

Manzanares reconoció que la demanda social por parte de la comunidad capitalina ha aumentado en los últimos meses, sobre todo en relación a temas que hacen a la crisis habitacional. Notó que "hace tres años, la mayor demanda era la falta de empleo, y de ingresos económicos, para lo cual desde el municipio se buscó hacerle frente con la creación de una oficina de empleo y capacitación, que ha dado resultado favorables". No obstante, advirtió que esta asistencia por la crisis "es mucho más complicada, y de ninguna manera podemos resolver al mismo ritmo, por eso seguimos analizando cuáles serían las posibilidades de resolución"

Tres mil familias de Ushuaia esperan por la vivienda propia

En el marco de la crisis habitacional, las miradas también recayeron sobre el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), debido a la baja producción de núcleos habitacionales que ha mantenido en los últimos años. Actualmente, en la capital fueguina, el organismo registra alrededor de 3 mil personas en listas de espera, que sueñan con acceder a la vivienda propia. Esta esperanza recobra más fuerza en un contexto donde cada vez se torna más difícil emprender una construcción por autogestión, por los altos costos y la poca disponibilidad de créditos razonables respecto a los ingresos; y sobre todo sumergidos en un marcado totalmente desrregulado donde reina la oferta, y se somete la demanda de la comunidad.
El presidente del IPV, Jorge Cófreces, analizó que el incremento de las solicitudes que ha experimentado la entidad nada tiene que ver con las últimas migraciones (ya que uno de los requisitos son los cuatro años de residencia en la provincia) sino que el crecimiento está ligado a la franja joven que "en general son fueguinos, o bien hijos de aquellos que llegaron en los años 70, 80 y que hoy formaron sus familias y necesitan una solución habitacional".
El funcionario reconoció que de 2000 a 2004 la actividad del instituto en materia de construcción y servicio crediticio fue prácticamente nula. Sin embargo, al analizar el panorama actual se mostró optimista al anotar que "en los últimos dos años ha tenido una importante reactivación", que a su criterio "no tiene precedentes en los últimos 16 años", con el comienzo de la ejecución de los Planes Federales Nacionales, que se encuentra ejecutando más de mil soluciones en toda la provincia. A ello se suman obras de infraestructura por más de 20 millones de pesos, y otros 42 millones que ya han sido gestionados. En Ushuaia este año fueron adjudicadas 260 viviendas, 237 correspondientes al Río Pipo y 30 en barrio Soberanía que están apunto de ser entregadas.
Por otra parte, Cófreces apuntó que la comunidad no sólo debe esperar respuesta por parte del instituto, sino la realidad tiene que ser compartida; sobre todo analizando un escenario local signado por la falta de planificación e infraestructura. "Debería conjugarse la iniciativa pública y la privada, porque si el IPV tuviera en condiciones económicas, tampoco daría operativamente la cantidad de viviendas, acorde a la demanda que se va generando".
Por último, ante este medio el presidente de la entidad observó que las tres mil solicitudes en Ushuaia (sumada a otras tres mil de Río Grande y 60 en Tolhuin) "no es un número que asusta, si tenemos encuentra que ya están en marcha los planes federales", advirtiendo que a lo largo de su historia, el instituto ha construido alrededor de 11500 soluciones, entre viviendas y créditos". En ese sentido, Cófreces se mostró optimistas y apuntó que el IPV está desplegando todas sus "posibilidades operativas, y fácticas para dar respuesta inmediata. "Si podemos garantizar la continuidad de estas obras, en los próximos tres o cuatro años vamos a cubrir gran parte de la demanda que hoy hay Ushuaia", consideró.

 

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