La situacion de los pacientes del IPAUSS y de accion social del Gobierno

Pacientes fueguinos derivados, cada vez más a la deriva en Buenos Aires

19/09/2007
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ada vez son más los derivados médicos, tanto del Gobierno como de diferentes obras sociales, que van a pedir ayuda a la delegación de la Municipalidad de Río Grande. Así lo confirmó la delgada del Municipio de esa ciudad, Elvira Mansilla, en Capital Federal, quien señaló que por mes como mínimo se tramitan cuatro subsidios para derivados que no tienen cómo cubrirse la movilidad, el racionamiento o algún remedio e incluso hay casos "de derivados del IPAUSS o de la gerenciadora, en los que la obra social sólo cubre al paciente y no al acompañante", por lo que piden ayuda para él.
"Llegan desesperados, se sientan y comienzan a llorar de la impotencia", describe Mansilla, quien aporta un dato que habla a las claras de la situación de desatención que padecen los derivados: "A veces viene gente que nos dice 'mirá, nos mandaron de la Casa de Tierra del Fuego, somos de Ushuaia, ¿vos nos podés dar una mano?'; yo a esa persona no le puedo solucionar el problema, sí al de Río Grande, mediante un subsidio".
La información no se sustenta sólo en los dichos de Mansilla, sino en una larga serie de expedientes y carpetas que contienen la lista de subsidios otorgados a los derivados. Allí figuran declaraciones juradas de los pacientes, necesarias porque muchas veces son personas que se encuentran en el límite de la indigencia, y todos los papeles necesarios para sustentar el trámite de un subsidio al Municipio. También en esa carpeta, puede leerse de puño y letra de los derivados, cartas solicitando ayuda y también agradeciendo por la mano dada en un momento tan urgencia y ríspido.
Si bien éste no es un tópico que le corresponda cubrir al Municipio –primero porque no tienen una jurisdicción sobre el tema sanitario y segundo porque todos los gastos de las derivaciones deben ser solventados por la obra social o en su defecto el Estado provincial– en la delegación explican que su deber es "representar a toda la gente que viene de Río Grande, sea o no derivado", pero en su mayoría siempre son "derivados".

A veces, ni los turnos

Stella Maris Scazziota, asistente social de la delegación en Buenos Aires, convive con las desaprensiones que sufren los derivados por parte de sus prestadoras o del área de acción social de la Casa Tierra del Fuego, y enumera casos: "Una vez a una chica le dijeron que ya le traían los pañales para su bebita internada y nunca volvieron; también hay gente que llega al centro de tratamiento y no tiene ni los turnos; o personas que no pueden ser movidas del hospital donde están, pero a quienes se empecinan en trasladar".
Mansilla relata otra situación particular: "Un día acompañamos al IPAUSS a un paciente apellidado Tejada y nos dijeron que no nos metiéramos y la funcionaria de la oficina nos maltrató". Y aunque suena increíble mucha gente llega a la delegación, viene por recomendación de la Casa Tierra del Fuego o del IPAUSS. "Muchos vienen porque les dicen 'andá a la delegación, ahí te van a poder dar una mano'", deslizan.
No les dan la cobertura que se les promete, ni tampoco la compañía que necesitan en un momento tan difícil como una derivación médica. Se sienten solos en una ciudad inmensa y que no conocen. Son personas que por su condición médica deben emigrar para recibir tratamientos, fueguinos a quienes su obra social o acción social (en caso de que sean de escasos recursos) trae para que se curen, pero que se enferman en el medio. Así están los derivados a la deriva, esclavos de la burocracia y la inoperancia ajena.

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