Policías procesados

Apremios ilegales y omisión de denuncia

22/05/2008
E

l juez de Instrucción Javier de Gamas Soler procesó a un policía por el presunto delito de apremios ilegales y a tres más por omisión de denuncia, en el marco de la causa donde se investiga la paliza sufrida por Horacio Francisco Domínguez luego de ser detenido tras haber atropellado intencionalmente al policía Mario Romero, cuando éste realizaba un operativo de tránsito en la avenida Perito Moreno.  
Fuentes judiciales informaron que De Gamas Soler procesó el mes pasado al policía Julio Vallejos por el delito de apremios ilegales y a Héctor Miño, Gabriel Andrada Bidart y Julio Vázquez, por los presuntos de omisión de denuncia, en el marco de la causa donde se investigaban actos de opresión física contra el joven Horacio Domínguez sucedida el 12 de noviembre de 2006. El joven había sido detenido por la policía luego de haber atropellado en Perito Moreno al suboficial Mario Romero para luego darse a la fuga. Posteriormente fue trasladado al juzgado y denunció que el personal policial lo había golpeado en distintas partes de su cuerpo con puntapiés y golpes de puño. Las lesiones fueron corroboradas por el perito forense y a partir de allí se inició una causa por presuntos apremios ilegales.
Pero la cosa no terminó ahí, debido a que al día siguiente, el 13 de noviembre, el joven Dante Liciardi, que trabajaba en el Hospital Regional Ushuaia habría pasado por cercanías de la terapia intensiva, donde según la versión policial, dijo: "Ojalá se muera este milico de mierda", en referencia a Romero, que estaba en esos momentos peleando por su vida. Esto generó la reacción de algunos de los integrantes de la fuerza que interceptaron a Liciardi cuando había salido del nosocomio para cruzarse hasta un kiosco y lo abordaron en un patrullero para luego trasladarlo hasta una dependencia policial. Allí fue golpeado igual que Domínguez e inclusive uno de los uniformado lo apuntaba en su cabeza con la pistola reglamentaria.
De Gamas Soler procesó sólo a uno de los integrantes de la fuerza por apremios ilegales debido a que ambos jóvenes no pudieron identificar a otros. No obstante, el juez señala en la sentencia que "se ha acreditado que Domínguez y Liciardi fueron víctimas de malos tratos, humillaciones y agravios por parte de funcionarios policiales" mientras que durantes estos acontecimientos "personal policial que estaba avocado a la custodia de los referidos, omitieron denunciar los acontecimientos estando en el marco de los acontecimientos obligados a hacerlo".

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