Colaboración

En memoria de Helios Eseverri

16/02/2009
E

scribe Miguel A. Mastroscello

Helios Eseverri cumpliría hoy setenta y nueve años. Nacido en una pequeña localidad del partido bonaerense de Olavarría, en la que desarrolló casi toda su vida, durante su juventud trabajó en un tambo, haciéndolo luego como viajante de comercio y martillero público.
Pero su principal objeto de interés fue la actividad política, en la que se inició muy joven militando en el radicalismo. En 1958 desempeñó su primer puesto público, como concejal, llegando con el transcurso del tiempo a ocupar la intendencia del partido durante cinco períodos. Entre 1987 y 1989 fue gobernador de Tierra del Fuego.
Pese a que no había cursado estudios secundarios, Eseverri era un hombre cultivado. También tenía un carácter muy firme, por lo que su carrera política estuvo signada por varios episodios polémicos, no obstante lo cual se ganó el respeto casi unánime de quienes lo trataron.
En la época en que el primer mandatario fueguino todavía era designado por el presidente de la Nación, Eseverri fue nominado por Raúl Alfonsín para sustituir a la desgastada administración de Alfredo Ferro. La memoria indica que le tocó una época muy difícil, signada en lo económico por la insolvencia fiscal y una inflación desbocada: en 1987, el nivel general de precios trepó más de 131%, y en el año siguiente aumentó 343%. En el plano político tampoco la tuvo fácil, ya que el radicalismo fueguino detentaba sólo seis de las quince bancas legislativas, mientras que el peronismo controlaba las municipalidades de Ushuaia y Río Grande. A todo ello se agregaban los obvios inconvenientes derivados de su desconocimiento del medio.
Aunque el contexto no era favorable, Eseverri pronto demostró que no estaba dispuesto a tratar de "durar" en el puesto. A diferencia de su antecesor, se rodeó de colaboradores locales y se dispuso a poner en juego su buena relación con el presidente, lo cual fue positivo en momentos en que desde la Secretaría de Hacienda se presionaba para recortar los beneficios promocionales de la ley 19.640. Por el contrario, logró prorrogar su vigencia y mejorar su configuración, lo que tuvo como resultado que durante su gobierno se registrara el mayor número de radicaciones industriales en la historia del sistema.
Además, consiguió la asignación de fondos de distintos programas nacionales, varios de ellos destinados a motorizar la construcción de viviendas, mientras llevaba adelante una administración fiscal seria y austera. Quien esto escribe, por entonces a cargo de la oficina de presupuesto gubernamental, recibió precisas instrucciones directas de Eseverri para publicar en forma mensual el detalle de los ingresos y egresos públicos, lo que sin duda constituía una práctica efectiva de la transparencia que desde la perspectiva actual parece casi una rareza.
Su paso por el gobierno fueguino es recordado, también, por la decisión con que encaró una denuncia por maniobras aduaneras fraudulentas en las que estaban involucrados ciertos sectores empresarios junto con miembros de la política. No le tembló el pulso en aquel momento, priorizando el interés público -el caso, además, amenazaba la propia continuidad del régimen promocional- sin hacer especulaciones de ningún tipo.
La salida anticipada de Alfonsín del gobierno lo obligó a terminar su mandato en un aislamiento total. En efecto, cuando le tocó inaugurar las sesiones legislativas de 1989, Menem ya ocupaba la presidencia de la Nación. El acto, que se llevó a cabo en el antiguo edificio de la avenida Maipú, estuvo caracterizado por el bochornoso comportamiento de unos "barras" que no se privaron de insultarlo de diversas formas, bajo la complaciente mirada de algunos dirigentes que hoy, habiendo pasado tanto tiempo, quizá se avergüencen al recordar el momento.
Por mi parte, guardo en mi memoria la imagen de un hombre serio que llevó adelante una gestión en la que los aciertos superaron a los errores, y que supo ejercer la función pública con dignidad y compromiso.