Festival Internacional - V Edición

Grupo Ballet-Teatro: esfuerzo y magia

07/05/2009
P

or Pepe García

La Gala del martes 5 de mayo tuvo un significado especial, por más de un motivo. Sin establecer órdenes de importancia señalaré, en primer término, la oportunidad brindada por las Autoridades del Festival de que un grupo artístico local como el Ballet Teatro de Ushuaia, creado y conducido por las maestras Estela Erman y Tatyana Kobzeva. Hay que informar que este grupo se formó hace diez años mediante un Programa de Escuelas Patagónicas que abarca Ushuaia, Río Grande, Tolhuin, Río Gallegos y Bariloche. Al grupo local se le abrió la puerta grande de este Festival, lo cual significó un salto cualitativo en relación a su actividad y al conocimiento público de la misma. Esta acción guarda similitud con la presentación, en una Edición anterior del Coro "Pro-Arte", que intervino en la ejecución del "Réquiem" de Mozart y que constituyó un hito artístico destacadísimo.
Quizás alguien que no viva en estas latitudes, no comprenda del todo el significado especial del que hablé al principio pero, ello es así porque es altamente gratificante el reconocimiento a un trabajo (y sin trabajo no hay arte), llevado adelante en condiciones poco favorables, en donde se conjugan la distancia de los centros más poblados, la escasa presencia de profesionales idóneos con una residencia más o menos prolongada, que le ofrezca continuidad a la actividad, y los altos costos de movilidad que se convierten en imprescindibles para el eficaz desarrollo y mejoramiento de la empresa emprendida. Sumemos a esto la histórica situación de abandono que vivimos (y que en muchos aspectos aún subsiste). Afortunadamente se van produciendo hechos que demuestran interés, no solo por la belleza natural que atrae el turismo, sin por acontecimientos artísticos de envergadura como este Festival, que no se limita a ofrecer música de alta calidad, sino que además va dejando semillas que ya comienzan a florecer. Por ello, muy oportuna y acertada la mención agradecida en las palabras de Estela Erman, al destacar la excelente disposición para que este grupo pueda actuar, concretada por las Autoridades del Festival, corporizada en su reconocimiento a Jorge Uliarte y su esposa Margareta. Pero debo decir que hay más acciones que apuntan a lo mismo, que merecen ser destacadas y que me comprometo a detallar más adelante; creo que no pocos se sorprenderán.
Antes de dedicarme a la representación en sí, dedicaré algunas líneas a desarrollar algunos aspectos del ballet. Es un tipo especial de la danza que, como toda expresión artística, ha experimentado modificaciones a través del tiempo. En primer lugar, donde tuvo su momento de mayor auge fue en Francia en la Corte de Luis XIV, quien contaba con el aporte de un músico incondicional, el florentino Lully. De esta suerte, Francia (su Corte, mejor dicho) se convirtió en la capital del ballet. Con el tiempo la supremacía pasó a Rusia, en donde, al cabo de los años, se formó una Escuela con características propias; comenzaron a brillar las compañías, las bailarinas y bailarines, los coreógrafos, etc. Pronto esta actividad se fue conociendo en el mundo, en gran parte merced a la labor del empresario y director Sergio Diaghilev, cuya compañía se convirtió en la más completa de su momento: promovió a artistas paradigmáticos como Pavlova, Karsawina y Nijinsky. Logró la colaboración de pintores como Picasso y músicos como Stravinsky, Ravel, Prokofiev, de Falla; no faltaron otros que compusieron que también compusieron especialmente para ballet; uno de ellos fue Tchaikovsky quien, entre otros, escribió "Cascanueces", que sirvió de base para el espectáculo ofrecido. Vamos a él, sin demoras; es el Ballet-Teatro Ushuaia, estudio coreográfico de Tatiana Kobzeba, que presentó "Cascanueces en la noche mágica de Navidad", versión de Estela Erman.
En el escenario, preparado especialmente se desarrolla una situación de gran alegría navideña. La Compañía, compuesta por niñas de diversas edades (las mayores no pasan de la adolescencia), se mueven, bailando, entre los adultos que comparten el momento. La música y las voces están grabadas. Un momento que se vive con alegría, tanto encima como abajo del escenario. La segunda parte es ballet al estilo tradicional, con la música de Tchaikovsky sonando por los amplificadores. Luego vuelve la situación no convencional con un gran contenido emocional y, sobre todo mágico. La coreografía y puesta en escena es muy atractiva y la participación de Estela Erman y Gastón Pasini en dos oportunidades les permitió mostrar sus aptitudes, aunque ambas intervenciones me parecieron despegadas del contenido de la creación. No voy a intentar un análisis de las actuaciones, porque carezco de formación sobre ballet, pero lo dicho no me impide haber advertido algo fundamental como fue la alegría, la soltura demostrada por las integrantes, lo cual demuestra un paciente y largo trabajo. Aquí puede comprobarse que esto último es lo que permitió a nuestras pequeñas bailarinas desenvolverse con naturalidad, sin que nada aparezca forzado. Puede sonar a contradictorio, pero es así y no solo en el ballet: la espontaneidad es producto del trabajo.
Finalmente, debe saberse que anoche el Salón Millenium quedó impregnado de ternura, alegría, sueños y magia. ¿Qué más puede pedirse?