Editorial

Gobierno capta el mensaje de las urnas y crea el Ministerio de la Producción

08/07/2009
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<>por Fulvio Baschera

Confirmado el anuncio de la administración Ríos referido a la reforma de la Ley de Ministerios vigente, una cuestión se presenta como sobresaliente, al menos desde la óptica de quien esto escribe: el surgimiento de un Ministerio de la Producción.
Más allá de la dialéctica política empleada para argumentar esta segunda instancia de modificación en la estructura ministerial, se acrecienta la sensación de encontrarnos ante una gestión que hace de la improvisación la base de su constante indefinición, sobreviviendo cada momento –o al menos intentándolo– con meras argumentaciones intelectuales que hasta ahora, poco han aportado en la práctica a la solución de fondo.
Así, con la impresión de tener un gobierno que impulsa sus acciones ateniéndose a los reconocidos valores del "Carpe diem", con las vistas puestas en el siguiente minuto, aunque la mayoría de las veces ese tiempo se les pasa y reaccionan a ese minuto en el siguiente, léase tarde, nos encontramos una mañana con que sin mayores fundamentaciones se impulsa, por ejemplo, volver a poner en funcionamiento en nuestra provincia un ministerio de la Producción, porque vale recordar que durante la gestión del destituido Jorge Colazo, Tierra del Fuego ya vivió la experiencia de tener un Ministerio de la Producción y con toda seguridad ningún fueguino recuerda logro alguno por parte de ese Ministerio.
Ante la ausencia de una política de concertación en la que el gobierno haya promovido junto con los sectores pertinentes un espacio de debate para determinar por ejemplo cuál es, o cuál se pretende que sea el perfil productivo de la Provincia cabe preguntar ¿para qué sirve un Ministerio de la Producción? ¿Cuál es la matriz de producción que tiene en mente el Gobierno como para tomar esta decisión?
¿Interpretó acaso el ARI que el resultado electoral indicó que los votantes reclaman una nueva ley de ministerios?
¿Piden ese cambio los industriales?, ¿los gremios?, ¿los comerciantes?
¿Qué soluciones aportará en el corto y mediano plazo este cambio?
¿Servirá para intentar colocar nuestra producción en el mundo?
No erramos al suponer que la intención de crear el ministerio tiene que ver con el futuro industrial de la Provincia y no con el presente y esto se verifica claramente al observar los sectores de la industria locales, veamos:
 
Sector Industrias Promocionadas

Las normas vigentes delimitan claramente las competencias de la Provincia y la Nación, siendo la primera Autoridad de Contralor y la última Autoridad de Aplicación, lo que torna evidente que la toma de decisiones respecto a dicho sector industrial pasa por la Nación, y la Provincia poco y nada puede hacer. Nuestro régimen promocional es totalmente diferente al de San Luis en donde el Gobernador tiene facultades normativas o para mencionar a nuestra competencia MERCOSUR, donde Manaos también posee un poder de decisión diferente al del Gobierno Provincial.
Para muestra basta un botón: el Decreto de reducción del IVA que está en debate en estos días lo dicta la presidenta Cristina Kirchner, la Ley de Impuestos Internos sale del Congreso de la Nación. ¿Qué puede hacer entonces Fabiana Ríos y su futuro ministro de la Producción? Lobbys, votos suicidas en el congreso a manos de diputados y senadores locales (que a veces son votos redituables para esos representantes...) y lógicamente conferencias de prensa. Nada más.
(Ver. Ley 19640, Decretos 9208/72, 1139, 479, 490, etc.)
 
Sector Hidrocarburos
 
En este caso vale preguntarse ¿Qué producción tenemos? ¿La que algún día generará la remanida planta de metanol? No debemos olvidar que la Provincia no puede lograr desarrollo industrial al amparo del régimen promocional toda vez que es facultad de la Nación dar las autorizaciones pertinentes.
 
Sector Minero
 
Turba y... no recuerdo qué más. Entonces ¿se contará con un Ministerio para administrar la producción turbera? Producción que prácticamente carece de tecnología y genera escasas fuentes de trabajo.
 
Sector Pesquero
 
Alguien sabe qué deja la Pesca a la Provincia más allá de la Tasa de Acreditación de Origen y las de pagos de certificados para la ley de Puertos Patagónicos.
¿Cuántos frigoríficos instalados hay? ¿Cuál es la producción en tierra? ¿Nos interesa que haya producción en tierra? ¿Una industria flotante que puede irse cuando las variables económicas les sean más convenientes en otras latitudes puede realmente considerarse una industria genuina?
Y en tren de incógnitas: ¿Necesitamos un ministerio para controlar y promocionar la industria artesanal de los moluscos bivalvos, o ampliar la producción de truchas que a la fecha no alcanzan para abastecer a un buque de 2000 pasajeros?

Sector Agro-ganadero
 
¿Necesita el sector de la ayuda de un ministerio? ¿La tan mentada producción de castores requiere de un ministerio cuando la decisión política es exterminarlos?
 
La realidad indica que el resto de las pequeñas industrias locales sólo puede producir para vender en la Tierra del Fuego toda vez que sus productos son considerados extrazona ante su eventual envío al Territorio continental o hacia los países miembros del MERCOSUR, salvo pequeños casos de productos que en ningún caso pueden ser motores de la economía y el empleo.
En esta sempiterna mala costumbre de peinarnos ante de vestirnos vale preguntarse cuál puede ser la suerte de este Ministerio cuando día a día la infraestructura vinculada a la logística de la producción es cada vez más deficiente. Un puerto que quedó chico e ineficiente; un área de logística Antártica que se debate desde hace más de 10 años y que a la fecha no tiene un ladrillo colocado; un Puerto en Río Grande, famoso por su cercanía a la corrupción y que jamás pudo ser terminado pese al esfuerzo fiscal de aquellos que pagaron el impuesto; un Aeropuerto Internacional que carece de depósitos para las cargas; una red de rutas provinciales a las que jamás se pavimentó; un Paso Fronterizo con Chile que desde 1994 no recibe atención por parte de la Provincia; una crisis social vinculada con los movimientos migratorios que nadie atiende ni resuelve, un sistema educativo que se cae a pedazos, etc, etc.
Ante este desolador panorama la opción que ofrece modificar la ley de Ministerios es la de otorgar un aumento de sueldos encubierto al generar nuevos puestos de Jefatura (personal jerárquico). Esta solución se dio muchas veces en la burocracia nacional y de las provincias en épocas de crisis.
La realidad indica que antes de meras cuestiones de maquillaje la Provincia necesita ponerse a trabajar, tener una política para la producción asociada a una política de comercio exterior en función las particularidades propias de la Ley 19640 y del singular determinismo geográfico. Debería considerarse la posibilidad de dejar de pensar en el continente como proveedor (coparticipación) y consumidor (destino del 90 o casi 100% de la producción de hidrocarburos, electrodomésticos, productos de las industrias plásticas y textiles) y pensar en otras alternativas de desarrollo.
No damos valor agregado a los recursos naturales. Respecto de los hidrocarburos está claro que no somos soberanos al momento de decidir qué hacer con ellos.
La industria del Turismo depende de muchos factores que no podemos manejar (tipo de cambio, crisis económicas, etc.), aunque algo se puede hacer. A excepción de Cerro Castor a la fecha poco se hizo.
Asimismo a la fecha no logra nacer una industria local asociada a la del Turismo. El 90% de los productos que se venden a los turistas no son producidos en TDF aunque muchos llevan la marca "Ushuaia" o "Fin del Mundo. No fabricamos pingüinos, ni gorras, ni remeras y hasta las artesanías son compradas en el Barrio de Once. Salvo excepciones como la Cerveza Beagle, Laguna Negra y algún producto más (de escaso volumen) todo lo que aquí vendemos a los turistas paga salarios a obreros y fabricantes de otro lado y no de la Provincia.
La industria de electrodomésticos no es más que un régimen de sustitución de importaciones destinado al consumo del Continente que prácticamente no exporta a terceros países. La relación Provincia–Nación que sustenta el subrégimen industrial es una relación en donde la Nación y las Industrias tienen más poder de decisión que la Provincia.
Depender del continente como único mercado comprador de nuestra producción es un suicidio y la historia dio muestras claras ante cada crisis económica nacional. Un argentino del continente no compra y 2 fueguinos quedan en la calle sin trabajo.
Es precisamente ante la absoluta carencia de argumentaciones que miren más allá del remanido versito de "instrumentar una administración más ágil y eficiente que garantice la optimización de los recursos humanos y económicos" y otra tanda de giladas por el estilo que sostengo que, como están dadas las cosas este nuevo ministerio, no está muy lejos de terminar en ser sólo otro sello de goma.

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