Vientos de guerra En 1881 Argentina y Chile firmaron el primer tratado de límites, pero 7 años después se generaron las primeras controversias respecto de la posesión de las Islas Picton, Lennox y Nueva. Para tratar de poner a esta cuestión, los países rubricaron en 1893 el protocolo de Límites, donde se determinó que Chile no tendría salida al Océano Atlántico ni Argentina al Pacífico. Este Protocolo originó una cuestión interpretativa que desembocaría en un gran enfrentamiento. Argentina sostuvo que se trataba de que ninguno de los dos países tuviera salida al mar aledaño al otro, a lo largo de toda la frontera. Chile sostuvo que se trataba de la zona al norte del paralelo 52º Sur. En el año 1902, se firmaron entre ambos países los denominados Pactos de Mayo, en los que, entre otras cuestiones, se acordó que los diferendos limítrofes fueran sometidos a la mediación británica. En 1959, luego de una serie de conflictos, se firmó la declaración de los Cerrillos, donde ambos mandatarios se comprometieron a buscar una solución por medio del arbitraje. En marzo de 1960 se acordó que la isla Lennox, sería de dominio de Chile y se someterían a la decisión inapelable de la Corte de la Haya la soberanía de las islas Picton y Nueva. Sin embargo este acuerdo no fue ratificado por ninguno de los dos países. Para dirimir la cuestión pacíficamente se convino en nombrar como árbitro en 1970 a la Reina Isabel II de Gran Bretaña, quien en 1977 adjudicó a Chile posesión de las islas y el islote Snipe a Chile, en tanto que correspondían a Argentina las islas Becasses y su propia zona de navegación para el libre acceso a Ushuaia. Por entonces, ambos países estaban conducidos por Gobierno de facto. La dictadura argentina, encabezad por el general Jorge Videla, desconoció el fallo arbitral y lo declaró nulo. La tensión con la dictadura del general Augusto Pinochet fue incrementándose hasta casi llegar a una confrontación bélica en vísperas de la navidad de 1978. Un temporal frustró la maniobra militar Argentina de ocupación de islas. Mientras en el sur se velaban las armas el Papa Juan Pablo II aprobó la intervención del Vaticano para mediar en el conflicto, responsabilidad que recayó en el Cardenal Samoré. En enero de 1979 se firmó en Montevideo el acta que aceptaba la mediación de la Santa Sede, y en diciembre de 1980 se conoció el fallo papal que dejó en domino de Chile las islas en litigio, pero le otorgó a Argentina un sector de la zona económicamente exclusiva. En 1984, la Argentina, ya bajo la conducción del gobierno democrático de Raúl Alfonsín, aceptó el laudo luego de efectuarse una consulta popular no vinculante donde prevaleció la opinión por el sí a la aceptación de la decisión papal, el todavía territorio nacional de Tierra del Fuego fue el único lugar del país donde se impuso el no, lo que posibilitó que en noviembre de ese año se firmará en el Vaticano el Tratado de Paz y amistad con Chile. |