Punto de Vista – Por J. Daniel Guzmán

“Paz, Pan y Trabajo”: la antesala de Malvinas

31/03/2010
S
i el ayer fuera hoy y el tiempo no hubiera pasado, los diarios nacionales informarían de la movilización de los trabajadores por el centro de la ciudad de Buenos Aires y en las distintas capitales del País, y de la acción dispersora que el Gobierno presidido por el Teniente General Leopoldo Fortunato Galtieri utilizó para persuadir y enfriar el reclamo por "Paz, Pan y Trabajo".
En la búsqueda realizada por los archivos de la época, no se pudo encontrar ninguna frase como "represión sangrienta" ni "dictadura militar", daría la sensación que esa realidad fue censurada por los propios editores de los principales matutinos, ante la posibilidad de correr la misma suerte que sufrieron los trabajadores en aquel trágico 30 de marzo de 1982, a tan solo 3 días de ejecutarse el desembarco y la recuperación armada momentánea de las Islas Malvinas ordenada por el mismo Galtieri.
Eso que parece lejano en el tiempo, y que muy pocos recuerdan,  es lo que sucedió hace 28 años atrás, cuando la CGT Brasil, que lideraba Saúl Ubaldini, dispuso un paro nacional, ganó en silencio las calles y puso en jaque por primera vez a la dictadura.
Y aunque la movilización fue pacífica, Galtieri dispuso una brutal represión que arrojó cientos de heridos y más de 3000 detenidos en todo el país. Esa era la realidad del País a fines de marzo del 82. Esa fue la antesala de la plaza de mayo del 2 de abril.
El 30 de marzo de 1982, Buenos Aires asomó más ocupada de lo usual. Carros de asalto, carros hidrantes, la montada de la policía federal, militares en traje de fajina, armas largas y cortas, servicios oteando el horizonte del centro porteño, habían salido a las calles como hormigas.
Ese día Galtieri quiso restablecer la imagen de autoridad del gobierno militar y lo logró a los palos. No conocía otra manera y si la conocía no la utilizó. El endurecimiento de las relaciones con un sector del sindicalismo, era lógico. Por un lado estaba la C.G.T Azopardo que planteaba negociar, mientras que la Brasil, cuyo referente era Saúl Ubaldini, respondía a las profundas presiones que llegaban desde las bases.
Por eso el paro general convocado por la C.G.T. Brasil para el 30 de marzo de 1982 fue un paro que no pasó desapercibido, "Paz, Pan y Trabajo. Abajo la dictadura militar", eran sus consignas. Desde horas tempranas los obreros y trabajadores de todas las especialidades se fueron convocando para marchar hacia el centro, ganando la calle, enfrentando a la montada, los gases y los hidrantes, las balas de goma y las de plomo, soportando el asedio de las fuerzas represivas de la dictadura que no medraron en golpear y reprimir.
Esa impresionante marcha de los trabajadores, del movimiento obrero dejó herida, con un golpe mortal a la dictadura, que en su último acto, desplegó su segunda obra histórica de criminalidad en Malvinas, coronando un proceso horroroso que ya había dejado 30 mil desaparecidos, por el terrorismo de Estado.
Malvinas el último acto de los generales cobardes, de los que prefirieron el whiskey y los sillones pomposos de la Casa Rosada a la estepa malvinera. Malvinas, donde los muertos representan a los hijos del pueblo trabajador y no a los militares genocidas.

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