H
emos visto, que a través de un estudio realizado por científicos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires junto a la Universidad de la Sapienza de Roma, del cual daba cuenta en su edición de ayer El Diario del Fin del Mundo, las aguas del Canal Beagle, presentan metales pesados y sustancia cloacal directa en aguas y sedimentos de las costas marinas de la ciudad.
Entre los metales pesados se detectó la presencia de cadmio, en proporciones más altas de las esperadas. El cadmio es altamente tóxico y se utiliza en la fabricación de baterías, pigmentos y estabilizadores de plástico, entre otras cosas.
Si a esto le sumamos el deplorable estado del funcionamiento de la red cloacal de la ciudad, donde se han descubierto numerosos derrames directos en humedales, arroyos, ríos y la costa del Canal a consecuencia de la falta de mantenimiento de las estaciones impulsoras, que tendrían que estar dispersando los líquidos cloacales en la cabecera oeste del Aeropuerto de nuestra ciudad. Sobre este tema, el Concejal José Luis Verdile, realizó una denuncia ante la Fiscalía Federal de Ushuaia, para que se investigue la posible afección de la salud de la población.
Con este panorama, vemos con alarma que la ciudad consume lo que se pesca en el Canal sin ningún tipo de control bromatológico. Tanto la centolla, el centollón, mejillones, como así también peces, que se extraen de estas aguas contaminadas, no tienen un control sanitario adecuado. El control que debiera ejercer la Dirección de Bromatología de la ciudad, en materia de este tipo de alimento, no existe. Solo se hacen inspecciones de tipo ocular. Ni el consumo de la población en general, ni los restaurantes de la ciudad, en muchos de los cuales los platos típicos que más llaman la atención del turismo, son precisamente, las especies que se capturan en el Canal. Van del pescador al consumo directo en un 90% de los casos.
Todo esto se debe, fundamentalmente, a que en Ushuaia no funciona la planta procesadora de pescado, habilitada por la autoridad competente, o sea el SENASA. La planta existe, pero no funciona.
Con todos estos índices de contaminación que se han detectado y la falta de controles fitosanitarios, no sería extraño que en algún momento suceda algo que después tengamos que lamentar. Por esto, es que debemos prevenir. Y en este caso, la prevención se llama controlar los alimentos que se consumen en nuestra ciudad.
Carlos Becaría
DNI: 8.707.468