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oy, 11 de abril, se cumplen 41 años del primer aterrizaje de un avión C-130 “Hércules”, de la Fuerza Aérea Argentina, en pista de la base antártica Marambio.
Este vuelo se concretó luego de tres intentos frustrados por condiciones meteorológicas adversas, realizados los días 5, 9 y 10 de abril de aquel 1970. El vuelo inaugural despegó el 11 de abril a las 10 de la mañana desde la Base Aérea Militar Río Gallegos, en la Provincia de Santa Cruz, y aterrizó en la pista de tierra de la Base Marambio, utilizando la denominada “técnica de asalto”, a las 13:25. El regreso se produjo casi dos horas después de su arribo, aterrizando a las 19.54 en Río Gallegos.
Al hacer un poco de historia, el sitio web de la Fundación Marambio recuerda que en la década del 60, la Fuerza Aérea se empeñó en localizar una zona apta para habilitar una pista de aterrizaje destinada a la operación regular y continua con aeronaves de gran porte con tren de aterrizaje convencional, es decir con ruedas, tarea que se intensificó durante el primer semestre del año 1969, con relevamientos aerofotográficos, con aviones DHC-6 “Twin Otter”, y reconocimientos desde aviones “Hércules”, al igual que los efectuados desde el avión DHC-2 “Beaver”, de la dotación de la Base Aérea Teniente Matienzo.
De los múltiples estudios realizados, se llegó a la conclusión que el proyecto podría materializarse sobre la meseta de 14 kilómetros por 8, que corona a 200 metros sobre el nivel del mar, a la isla Seymour. El cumplimiento de la misión estuvo a cargo de la Dotación Antártica 1968/69, que llegó embarcado en el rompehielos General San Martín en el mes de noviembre del año 1968.
Una vez que todos los hombres se encontraron en el lugar, se constituye la denominada “Patrulla Soberanía”, y partir de ese momento comenzó la difícil rutina de trabajo cotidiano, viviendo en pequeñas carpas, a merced de los fuertes vientos y muy bajas temperaturas bajo cero.
Esta meseta tiene su suelo semiplano, como de barro congelado, constituido con rocas y piedras de distinto tamaño que afloran en la superficie, las que utilizando picos, palas y barretas como únicos elementos de trabajo, eran despejadas en una superficie de 25 metros de ancho, sacando piedras grandes, colocando piedras más chicas en su lugar y alisando el terreno para que pueda rodar sin obstáculos las ruedas de un avión.
Se continuaron los trabajos de la pista y cuando la misma tenía una longitud de 900 metros por 25 de ancho, se la señalizó y se despejó también de piedras y rocas un sector de estacionamiento para varias aeronaves.
Así se llega al 29 de octubre de 1969, fecha de trascendencia nacional, histórica y geopolítica, porque el avión turbohélice Fokker F-27, transportando a la ceremonia de fundación de la Base Aérea Vicecomodoro Marambio a altas autoridades, despega de la Base Aérea Militar Río Gallegos y aterriza normalmente en la flamante pista de tierra que se inauguraba en la Antártida Argentina.
Llega el día de la prueba de fuego
La siguiente dotación antártica, que pasó el invierno de 1970), continúo con la dura tarea iniciada por la “Patrulla Soberanía”, construyendo instalaciones, prolongando y mejorando la pista hasta alcanzar a principios de abril de 1970, una longitud de 1200 metros.
Con esta capacidad operativa, el día Sábado 11 de abril de aquel año, el avión Lockheed “Hércules” C-130H, matrícula TC-61, aterrizó con sus ruedas sobre la pista, permitiendo que a partir de entonces se opere normalmente durante todo el año con aviones de gran porte, haciéndolo hasta la fecha en forma regular e ininterrumpida, terminando con el mito de la incomunicación invernal en la Antártida.
Al abrirse una vía de comunicación aérea permanente con ese continente, que era aislado en épocas invernales por las condiciones de los hielos en el mar; se dieron grandes posibilidades, no solo en lo que hace a la presencia Argentina en el territorio, con las actividades de investigaciones científicas y técnicas que se vienen realizando desde hace ya varios años, sino que permite cimentar la soberanía nacional, con hechos que antes eran imposibles de realizar.
La actividad científica en la Antártida se desarrolla en disciplinas tan variadas como paleontología, glaciología, biología, sismología, vulcanología, magnetología, meteorología y ozonosondeoentre otras tantas.
La nueva dinámica en las operaciones antárticas permitió el crecimiento en el accionar de la Base Marambio, contando ahora con instalaciones confortables y aptas para albergar y trasladar a otros puntos de la Antártida a científicos y exploradores.
Antes, quienes integraban las dotaciones antárticas debían permanecer aislados durante un año, en cambio ahora pueden ser asistidos o evacuados en corto tiempo por vía aérea, cuando sea necesario.
El objetivo de la base Marambio es alcanzar y mantener la capacidad logística que permita brindar apoyo a las actividades de investigación científica de institutos nacionales e internacionales, que se realicen en la antártida. Asimismo, se convirtió en el punto de apoyo argentino, que a través del modo aéreo, esta en capacidad de brindar a la comunidad antártica nacional e internacional, durante todo el año operaciones de apoyo a la ciencia, evacuación sanitaria, búsqueda y rescate, traslado de personal y carga y lanzamiento de carga.