El 4 de noviembre de 2009

Esto pasó en nuestra región: EE.UU. y Japón negocian la caza de ballenas en la Antártida

03/11/2011
E
ste día se concreta una reunión entre Mónica Medina, representante de los Estados Unidos ante la Comisión Ballenera Internacional, y Katsuhiro Machida, jefe de la agencia pesquera japonesa, para intentar llegar a una acuerdo sobre la caza de ballenas en la Antártida, según lo publicado por el portal WikiLeaks.
El sitio web dirigido por Julian Assange publicó, en febrero de 2011, un cable emitido desde la embajada de los Estados Unidos en Tokio, en el que se informaban detalles sobre la negociación en curso con las autoridades niponas referidas a la caza de ballenas en los mares del sur y que había permanecido en secreto hasta entonces.
Machida accedió a considerar futuras reducciones en el número de cupos de la captura de ballenas de los últimos años, a partir de evaluar positivamente la acción norteamericana y de otros países en contra de la organización Sea Shepherd Conservation Society. Esta actitud influiría positivamente en la posición conciliadora de Japón en el proceso negociador en la Comisión Ballenera Internacional (CBI).
Medina dijo que su gobierno estaba buscando soluciones creativas a las cuestiones pendientes que enfrenta la CBI y mencionó positivamente el acuerdo de los dos países, que sería una buena señal para la próxima cumbre en pos de encontrar una solución negociada a la caza de ballenas.
Finalmente, los dos países alcanzaron un principio de acuerdo para reducir la captura de ballenas del supuesto programa científico japonés. Una de las condiciones que puso Tokio, y que Washington aceptó, según los cables confidenciales de WikiLeaks, fue actuar juntos contra los denominados “piratas ecológicos”. Se referían a Sea Sheperd, una ONG identificada con una calavera en su escudo y por sus barcos negros, que realizaba intrépidas acciones para liberar atunes de las granjas del mar Mediterráneo y acosar a los balleneros japoneses en los mares australes.
Sin embargo, muchos analistas recordaron que, en 1985, la CBI había acordado una moratoria a la caza comercial de ballenas, pero Islandia y Noruega no se sintieron vinculadas por el acuerdo y prosiguieron sus capturas. En tanto, Japón, a pesar de haber firmado, siguió con su programa llamado científico por el cual cazó cada año una cifra próxima al millar de ballenas de variadas especies.   
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