Entrevista al maestro de karate y escritor Daniel Spinato

“Las artes marciales son una fuerte expresión cultural”

23/09/2013
D
aniel Antonio Spinato acaba de cumplir un nuevo hito en su vida dedicada al estudio, la investigación y la práctica de las artes marciales. Con “Guerreros”, su quinto libro publicado, logró lo que visto desde afuera parece un imposible: investigar desde Ushuaia el contenido y el contexto cultural de ciento cincuenta artes marciales pertenecientes a treinta y tres países distribuidos en los cinco continentes.
El trabajo que le demandó nada menos que veinte años de investigación incluye una descripción y un análisis del sistema de combate que utilizaban los Onas, y para complementar su vínculo con Tierra del Fuego fue publicado por la Editorial Utopías, del escritor Jorge Navone, un emprendimiento también radicado en Ushuaia con decenas de títulos editados desde 2000 hasta la actualidad.
Claro que la simbiosis de Spinato, su obra y la provincia también incluye una serie de paradojas. Por ejemplo el autor y maestro de karate ostenta el privilegio de que uno de sus libros (“Pensamientos de un Artista Marcial”, sobre filosofía y espiritualidad de las artes marciales) fue publicado por la Editorial Planeta, de Buenos Aires, en 2005. Sin embargo, “Guerreros” fue rechazado por la Editora Cultural Tierra del Fuego, dependiente del Estado provincial, porque un jurado interpretó que “no aportaba nada nuevo” a otros escritos ya publicados sobre el tema.
el diario del Fin del Mundo: ¿Cómo es trabajar en una investigación de este tipo durante veinte años?
Daniel Spinato: La verdad es que este libro atravesó distintas etapas de mi vida personal, familiar y profesional. Es casi un recorrido por mi propia historia. Pero yo la defino como un ensayo, estudio e investigación sobre los sistemas de combate.

EDFM: ¿Qué relación existe entre las artes marciales y la cultura de una sociedad?
D.S.: Yo sostengo que las artes marciales son una fuerte expresión cultural, como podría ser también la pintura, la arquitectura o la música de un lugar. Si bien el imaginario popular puede llegar a reducirlas a simples métodos de peleas, la realidad es que cuando uno las estudia en profundidad puede observar características socioculturales que reflejan la sociedad a la que pertenecen. Por eso es que mi idea es que el lector pueda, a través de esta obra, recorrer el mundo, desde una perspectiva distinta, como son las artes marciales.

EDFM: ¿Qué arte marcial de las analizadas en el libro le llamó más la atención por algún motivo?
D.S: Tengo una gran pasión por los países orientales, pero muy especialmente por Japón. Cuando uno desarrolla un arte marcial japonés no solamente estudia tipos de entrenamientos, sino que visualiza la sociedad japonesa: su forma de ser, sus conductas cotidianas, sus comportamientos, por qué respetan tanto las tradiciones o a los mayores. Las artes marciales son el resultado de distintos y diversos procesos atravesados por una comunidad: guerra, paz, pobreza, crecimiento, todo va dejando su impronta.

EDFM: ¿Cuál es su visión sobre la competencia en las artes marciales?
D.S.: Existen las artes marciales y existen los deportes de combate. La gran diferencia es que los deportes implican la competencia, mientras que las artes marciales, si bien nacieron como un sistema de defensa personal, luego se dedicaron al cultivo del cuerpo y de la mente. Quiere decir que el objetivo ya no es ir a ganar un torneo, lograr una medalla o trofeo, sino librar una batalla contra el enemigo más poderoso que existe, que somos nosotros mismos. Ese es el enfoque tradicional que nosotros le damos a las disciplinas que cultivamos en nuestra asociación.

EDFM: ¿En qué aspectos puede mejorar una persona que practica un arte marcial?
D.S: Se aprende a serenarse, a aquietar nuestras emociones no controladas, a respetar al otro, a ser solidarios. Se aprende a que el otro es importante para nosotros pero que todo lo que hagamos depende de nosotros mismos. Desde esa perspectiva, practicar un arte marcial es pararse todos los días frente a un espejo. Pero un espejo que refleja nuestro interior. Por eso es que yo digo que los que vienen a tomar clases no vienen a divertirse, sino a estar incómodos.

EDFM: ¿Cómo es eso?
D.S.: Claro, una persona luego de todo un día de trabajo, de lidiar con todo lo cotidiano, por ahí podría volver a su casa y mirar televisión, pero está viniendo a sacrificarse una hora y media para tratar de ser una mejor persona, un mejor padre o un mejor estudiante. Esa es la idea primaria. No hay logros sin sacrificios.

EDFM: ¿Cómo es investigar estos temas viviendo en Ushuaia?
D.S.: Ushuaia es magnífica para muchas cosas, y para otras se sufre la distancia con los grandes centros urbanos. Para mí fue muy difícil investigar desde aquí. Tuve que buscar una gran cantidad de bibliografía en distintos idiomas y a eso le tuve que agregar entrevistas con distintos protagonistas y el auxilio de Internet. Ahora, hace veinte años no había Internet, y dependíamos mucho de las cartas enviadas a embajadas y otros organismos. Por ejemplo la Asociación de Lucha Suiza me obsequió un libro editado en conmemoración de los cien años de trayectoria de esa disciplina.

EDFM: ¿Qué puede decir sobre el sistema de combate de los primitivos habitantes de la isla?
D.S.: Lo investigué dentro de lo que estuvo a mi alcance. Entrevisté al antropólogo del CADIC Ernesto Piana, que primero me asesoró respecto de algunos sistemas de pelea argentinos, como la esgrima criolla, con poncho o con rebenque, autóctonos de nuestro país. Y también me interioricé del sistema de lucha que tenían los Onas aquí en Tierra del Fuego. Yo pensé que desde ese punto de vista podría significar un aporte a la cultura local, pero las autoridades gubernamentales no lo consideraron así.

EDFM: ¿Cómo no lo consideraron?
D.S.: El libro fue rechazado por la Editora Cultural Tierra del Fuego, porque el jurado que se eligió para evaluar la obra consideró que la misma no aportaba nada nuevo a lo ya narrado por otros autores, por lo que no se justificaba su edición.

EDFM: Volviendo al sistema de lucha de los Onas, ¿qué características tenía?
D.S: Era un sistema de lucha que era parte de todo un ritual que llevaban adelante en determinados momentos. Podían dirimirse así diferencias entre las comunidades. Dos hombres se agarraban de una parte del cuerpo y trataban de voltear al oponente. Era simple pero propio de este lugar. Acá no hubo una influencia migratoria, era un sistema muy autóctono y propio de la isla. De ahí su importancia y su necesidad de ser estudiado.
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