E
l 45% de las personas que se encuentran privadas de la libertad en Tierra del Fuego, custodiadas por el Servicio Penitenciario provincial, no tienen condena, vale decir que fueron “procesados” por un delito y que esperan fecha de un juicio oral en el que se definirá su situación procesal.
En la provincia funcionan tres edificios del servicio penitenciario: La Unidad de detención Nº 1 de Río Grande; la Alcaidía Central ubicada en Deloqui y Lasserre y el Anexo de detención situado en Goleta Florencia y Olegario Andrade en Ushuaia. En ellos hay unas 188 personas privadas de su libertad.
Además existen calabozos comunes en la Comisaría Segunda de Ushuaia, el centro de detención de mujeres ubicado en el barrio Los Fueguinos, en la Comisaría Primera y Tercera de Río Grande, entre los más significativos.
No escapa a los entendidos que la población carcelaria ha excedido ya hace un tiempo la cantidad de calabozos o celdas de los lugares de detención que existen en la provincia.
Muchos de los edificios en los que funcionan estos lugares de detención no fueron diseñados para el alojamiento de detenidos. Es importante mencionar que los funcionarios y magistrados que visitan las unidades penales son contados con los dedos de las manos.
Si bien el proceso penal es lento, es cierto también que los jueces están “abarrotados” de causas.
En tanto el tema de la superpoblación de los reclusos no es algo nuevo para las autoridades, ni privativo de Tierra del Fuego, ya que las mayorías de las provincias tienen este inconveniente. De hecho actualmente se encuentra diagramando un proyecto para ampliar la Unidad de Detención de Río Grande.
Los números
Es importante destacar que en la provincia hay 188 personas privadas de la libertad. El 55% por ciento corresponde a personas condenadas y un 45% de personas procesadas.
En Río Grande hay 92 detenidos –47 condenados y 45 procesados– y en Ushuaia hay 97 detenidos –55 condenados y 42 procesados–.
En tanto el peculio asignado a cada detenido condenado es de 2400 pesos. De ese monto 1800 pesos son depositados a una cuenta especial denominada fondos de servicio, que será utilizada cuando el recluso culmine su condena y el resto vale decir los 600 pesos restantes es el dinero que efectivamente percibe en mano el reo mes a mes.
