El 29 de abril de 1925

Esto pasó en nuestra región: Se agotan las existencias de azúcar y cigarrillos en Ushuaia

28/04/2014
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or Bernardo Veksler

A fines de este mes, zarpa de Buenos Aires el transporte Río Negro con sus bodegas cargadas de provisiones para Ushuaia. Para ese entonces, la demora del arribo del barco había generado el agotamiento de las existencias de azúcar blanca y refinada y de cigarrillos, según el relato de José Cabezas en su libro Presencia argentina en el Canal de Beagle.
Allí, relató que ese invierno “fue excesivamente riguroso, bajas temperaturas y la gran cantidad de nieve caída cubría los techos de zinc de las casas de Ushuaia…”
En medio de esas circunstancias, pasó el mes de julio “y no se tenía noticias del regreso del Río Negro. Los que empezaron a sentir ansiedad y torturas psicológicas fueron los fumadores, entre ellos tenía yo dos hermanos, que en principio consiguieron aprovisionamiento haciendo viajes a caballo hasta algún puesto vecino de algún campo, cuyo puestero podía tener alguna reserva de tabaco Mondial, Ernesto Krund en Puerto Pipo les proveyó de medio paquete. Finalizaba Agosto y no quedaba una sola hebra, y sin noticias del Río Negro. Mis hermanos se habían fumado los últimos y bien guardados puchos, y ya se observaba el mal carácter por no poder despuntar el vicio, cuando un día Francisco volvió del trabajo contento y alborozado porque había encontrado un sucedáneo del tabaco; dijo a otro hermano que había que conseguir hojas secas de calafate”.
La abundancia del arbusto a escasos metros de la población, hizo que los angustiados por la abstinencia “salieran de inmediato en su búsqueda. En horas de la noche observé a mis hermanos picando las mentadas hojas y luego armar un cigarrillo, el que al darle las primeras pitadas me di cuenta que no tenía aprobación, dijo Francisco que el gusto era muy picante y que le habían recomendado que si no andaba así, mezclara las hojas de calafate con las de repollo. Al día siguiente probaron esta mezcla quedando más satisfechos”.
Estas experiencias y vicisitudes se prolongaron hasta los primeros días de octubre, cuando recién arribó a Ushuaia el esperado transporte Río Negro, que permitió que todo volviera a la normalidad, posibilitando que se endulzaran los cafés y se calmara la ansiedad oral de los ushuaienses.
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