Monseñor Miguel D´Annibale

Solidaridad con el padre Maciel y repudio por la violencia

13/05/2014
T
ras la agresión que recibió el administrador parroquial de la Parroquia Sagrada Familia de Ushuaia, Marcelo Maciel, y docente del colegio Monseñor Aleman, el domingo pasado, después de la misa, el obispo de Santa Cruz y Tierra del Fuego se solidarizó con el párroco y repudió y rechazó la violencia física.
A través de un comunicado que emitió el obispo de Río Gallegos, en la Provincia de Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas el Atlántico Sur, en el que señala que cuando el padre “Maciel intentaba disuadir para que cesaran las amenazas de golpes que provenían de un joven y otros que lo acompañaban hacia un hombre que había participado en la celebración religiosa, el cura fue golpeado en la cara”.
En tal sentido, expresó que “como Obispo de Santa Cruz y Tierra del Fuego, repudio y rechazo esta conducta que pone de manifiesto lo que el Episcopado Argentino acaba de decir en el documento ‘Felices los que trabajan por la paz’ emitido al finalizar la 107° Asamblea Plenaria: ‘La Argentina está enferma de violencia’”.
D´Annibale consideró que “hechos tan dolorosos como las que sufrió el padre Marcelo nos invitan a reflexionar y a desterrar de nuestra sociedad todo tipo de violencia y elegir una vez más el camino del diálogo y el encuentro entre los argentinos”.
Asimismo, el prelado agradeció en nombre de la Iglesia Diocesana “todas las muestras de afecto y cercanía para con el padre Marcelo y la comunidad de Sagrada Familia de Ushuaia” e instó a los fieles a rogar con oraciones “por los jóvenes que tuvieron esta actitud equivocada para que de aquí en adelante cambien su proceder, a fin de poder convivir como hermanos en estas hermosas tierras patagónicas”.

Amenazas

El padre Maciel explicó a EDFM que una vez que terminó la misa el domingo pasado, salió a saludar a la gente en el atrio y desde allí vio que “había un grupo de muchachos, dos o tres con actitudes provocativas y estaban molestando a la gente, asustando con su comportamiento y como era en la vereda no le di cabida”.
Luego cuando el cura ingresa a templo “ellos entraron a buscar a un chico con insultos, amenazando con una botella en la mano, allí traté de tranquilizarlos y sacarlos a la vereda y fue entonces que recibí un golpe”, en la cara. El docente del Monseñor Aleman y administrador parroquial al recibir el golpe del joven violento, este le produjo un corte cerca de la nariz y boca y “la gente que estaba en el atrio al ver la sangre se asustó y otras personas reaccionaron y llegó la policía y una ambulancia, hubo también una persona que se descompensó en la iglesia”, recordó el sacerdote.
Tras la atención médica que recibió con la ambulancia que llegó al lugar y al escuchar las sirenas de la Policía “los jóvenes – de entre 20 a 26 años– huyeron cuando escucharon las sirenas y se alejaron del lugar. Nunca los había visto antes”, relató a EDFM.
El padre Maciel lamentó que estas actitudes violentas “sucedan en las calles y que, quizás, uno se va acostumbrando a esto. No hay respeto por el espacio físico, porque estábamos en el templo (ubicado en el barrio Bahía Golondrina) y la gente allí estaba con su familia”.
Cuestionó que en un lugar público, como la iglesia, la escuela, un hospital, que es un lugar de paz y protección, los jóvenes “vengan con amenazas con una botella en la mano a la iglesia, en este caso perdió el sentido del respeto a la otra persona”.
El cura recordó que recientemente la iglesia instó a la reflexión precisamente porque “Argentina está enferma de violencia, felices los que trabajan en paz”, dijo que los obispos dieron “una especie de diagnóstico” sobre lo que está ocurriendo en la realidad social del país para que tomemos consciencia y se pueda sanar esta violencia instalada.