E
l crimen de la estudiante chilena va lanzando nuevas puertas de investigación y la situación judicial del principal sospechoso, Lucas Azcona, se complica. Ahora no sólo por el asesinato de Nicole Sessarego, sino que también comenzaron a investigar si está involucrado en el crimen de Marianela Rago, la joven fueguina estudiante de periodismo asesinada en 2010.
Según consigna Infobae.com. El juez Luis Zelaya decidió enviarle a su par Karina Zucconi los resultados del ADN de Azcona para que los compare en la causa de la otra joven asesinada en su departamento en Balvanera. Rago, de 19 años, fue degollada y recibió 23 puñaladas. En su momento un perfil genético masculino se obtuvo de la escena del crimen pero no pudo ser identificado. Ahora esperarán cotejarlo con el de Azcona.
Asimismo, Zelaya evalúa volver a convocar al presunto asesino para ampliar la declaración indagatoria e informarle sobre los nuevos elementos de prueba recolectados en las últimas horas en su contra. Esto sucede después de la reconstrucción de los hechos ordenada por el juez el fin de semana y los nuevos exámenes psiquiátricos para determinar el estado mental de Azcona.
El fin de semana anterior, en el expediente se produjeron nuevos elementos de “prueba criminosa”, entre ellos la determinación del ADN hallado en la escena del crimen que es compatible con el patrón genético del acusado.
El juez ya notificó a las partes sobre los resultados de las últimas medidas de prueba, pero no obstante podría convocar otra vez a Azcona para garantizar el “debido proceso” y evitar eventuales planteos de nulidad por parte de la defensa del acusado. Según le dijeron a DyN fuentes vinculadas, la nueva convocatoria podría ocurrir esta semana.
El medio manifiesta que hoy martes “avanzará una nueva arista del caso” ya que está prevista la declaración de dos chicas que refirieron ser víctimas de Azcona en modalidades similares a la de Nicole. Ya lo hicieron el viernes pasado Débora y Cinthya.
Débora dijo que a mediados de agosto Azcona intentó abusar de ella cuando estaba llegando a su casa en Quilmes y lo reconoció por su cara, los piercing, su vestimenta y porque solía ir a comprar al kiosco en el que ella trabaja.
Por su parte, Cinthya, quien vive a la vuelta de la casa del abuelo de Azcona, declaró que en varias oportunidades el acusado la persiguió en la calle pero nunca la atacó.