ste día, el Consejo de la Magistratura entrega al gobernador José Arturo Estabillo la nómina de miembros propuesta para integrar el primer Superior Tribunal de Justicia de Tierra del Fuego. Luego del proceso de selección llevado a cabo, los seleccionados fueron Omar Alberto Carranza, Emilio Pedro Gnecco y Juan Carlos Ursi. Este último presentó la renuncia antes de asumir y fue sustituido por Juan Pedro Cortelezzi.
La jura de la corte se concretó el 30 de julio de 1993 y Gnecco asume como el primer presidente del órgano judicial.
Esta composición no perduró, dado que Cortelezzi presentó la renuncia el año siguiente y Gnecco siete meses después. Fueron reemplazados por Tomás Hutchinson y Félix Alberto González Godoy, respectivamente.
Carranza, Hutchinson y González Godoy se mantuvieron al frente del Poder Judicial hasta el cambio de siglo, cuando el gobierno de Carlos Manfredotti impulsó una insólita jubilación de jueces, “cuya conformación denunciaban algunos miembros de la oposición y especialmente entidades gremiales”, que “empezó a cristalizarse con el reemplazo de los jueces jubilados “a la fuerza” por otros nombrados por un Consejo de la Magistratura de mayoría manfredottista” (Gabriel Ramonet. Justicia Adicta).
Lo paradójico fue que un miembro de la misma corte fue quien propició la satisfacción de las ambiciones del gobernador. “Sin demasiados rodeos, Hutchinson le propuso a (Héctor) Pena (negociador oficial) la implementación del régimen de jubilación anticipada en el que ya había trabajado parte de la corporación judicial. Con las vacantes a su merced, el PJ podía nombrar a los jueces que se le antojara”.
El oficialismo aceptó rápidamente la propuesta y lo incluyó en el proyecto de presupuesto, aprobado como Ley 460. Consumándose así “la mayor concesión en favor de la clase política”, que además de descabezar la corte provincial, sustituyó a “varios integrantes de la Cámara de Apelaciones” y “jueces de primera instancia, en su mayoría reemplazados por otros magistrados de fuertes contactos con el poder de turno” (op. cit.).
Las expectativas generadas con el flamante Poder Judicial en el momento de su institucionalización no se vieron satisfechas. Las causas se prolongaron como en otras jurisdicciones y quedaron impunes resonantes crímenes y numerosas denuncias de corrupción.
