ste día, sir Alan Walters, principal asesor económico de la primera ministra británica, le envía a Margaret Thatcher un texto con su postura favorable a no involucrar efectivos en el conflicto planteado por el desembarco argentino en Malvinas, ocurrido cuatro días antes, y le propone abandonarlas, indemnizar y mudar a los isleños.
Esta evaluación del gobierno británico estaba incluida en los documentos secretos que desclasificó la Fundación Thatcher, en Londres y fueron difundidos por el diario “The Guardian”, en su edición del 22 de marzo de 2013.
Según expuso el diario londinense, “algunos de los asesores más cercanos de "la dama de hierro" (…) sostuvieron que no valía la pena involucrarse en un conflicto armado para recuperar las islas ante el envío de las tropas por el entonces dictador Leopoldo Galtieri” (La Nación, 23/3/2013).
Entre los que plantearon el abandono de las islas estuvo “el propio jefe de Gabinete de Thatcher, David Wolfson, quien planteó en un memorándum la idea de ofrecerles a los kelpers una indemnización (…) de US$ 100.000 de la época por familia (…) más una garantía de por vida de que podrían radicarse como ciudadanos de pleno derecho en Gran Bretaña” o en otras “naciones que integran la comunidad del Commonwealth”.
No era una temática novedosa entre los asuntos del gabinete británico. “El secretario privado de Thatcher, Michael Scholar, indicó que la primera ministra ya había considerado un amplio número de ideas similares a las de Walters y Wolfson, y que había llegado a la conclusión de que "impulsar esa opción ahora significaría el fin del gobierno"”.
No obstante esta negativa, Walters “volvió a insistir dos días después con su propuesta ante otro alto funcionario británico, sir Geoffrey Howe, que le replicó que su propuesta era lógica, pero sería vista como una traición. Aún así, Walters mantuvo su visión, al punto que volvió a plantearla, pero esta vez de manera pública, en 1995, cuando sugirió que debía indemnizarse a cada kelper con 475.000 libras”.
“El eventual retiro de las Malvinas generó una fuerte discusión (…) antes de que las tropas argentinas avanzaran sobre las Malvinas, pero también se replanteó ya en plena guerra”, pero se llegó “a la conclusión de que impulsar ese plan podía ser visto, a la luz de las armas, como un acto de cobardía o, incluso, de traición”.
