Cuestionan el alojamiento de viajeros nocturnos en estancias
El 17 de agosto de 1918

Cuestionan el alojamiento de viajeros nocturnos en estancias

17/08/2017
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n una carta del cónsul y estanciero Rodolfo Stubenrauch, fechada este día, hace una descripción de las características de las estancias santacruceñas y de la existencia de edificios destinados a dar alojamiento a los viajeros que arribaban al lugar durante la noche.
El propietario de la estancia Tapi-Aike señala que "funcionaban todo el año para los solteros de la estancia y los viajeros ocasionales, pero tenían la capacidad necesaria para el incremento de la demanda en el tiempo de la esquila. Una ley no escrita obligaba a recibir por una noche al viajero, lo que al parecer no siempre se acataba, ya que la estadía se prolongaba como hemos visto a veces sin justificación".
Este hecho había despertado también la curiosidad del capitán Arturo Fuentes Rabé, comisionado por el ejército chileno, que, en abril de 1918, inició su primer viaje a la Tierra del Fuego.  Sus observaciones fueron publicadas en un libro sobre la vida en las estancias y dio cuenta del enorme negocio que prosperaba en los confines de su territorio, donde capital y trabajo eran indiferentes a las fronteras geográficas y políticas (Tierra del Fuego y los Canales Magallánicos).
El prusiano Stubenrauch hizo oír sus quejas por las consecuencias de la política anfitriona de las estancias, que produjo un “tráfico de pasajeros tan considerable, que habían hasta 14 personas con sus respectivos caballos, quedando días en la estancia, donde gastaron, más de su alojamiento y comida, leña, pasto, etc., todo a discreción”. Luego, consideró que “esta hospitalidad tan liberal es un abuso, que va en progreso y no es lícito de tolerarlo, no solamente por el crecido gasto ocasionado a la estancia, sino también por la molestia causada a los empleados, como por ejemplo al cocinero, quien no tiene porque trabajar extra por gente extraña, en los mayores de los casos ociosa, vagando por el campo”.
El autor de la carta propuso que se establezca una tarifa luego de la primera noche, para “restringir este abuso”, que obligue a “seguir el viaje en la mañana siguiente, salvo caso fortuito para el cual debe conseguir un permiso especial. Todo lo demás es extra y debe ser pagado por el viajero, una vez que haya obtenido el permiso”.

Autor : Bernardo Veksler
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