La pesca en Tierra del Fuego
Ekele 82 - Las truchas: Cultura, negocio e impacto ambiental

La pesca en Tierra del Fuego

17/08/2017
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odo comenzó hace menos de un siglo, de la mano de John Goodall. En el año 1930 el misionero proyecta el desarrollo de la salmonicultura en Tierra del Fuego y comienza a sembrar ovas de salmónidos de diferentes especies en los ríos y lagos de la Isla.
Goodall mantuvo esta actividad de siembra hasta el año 1937. Desde el año 1944 hasta la actualidad, la siembra y gestión de salmónidos pasó a ser una actividad sostenida y ejecutada  por el Estado. A partir de ese momento las truchas se instalaron definitivamente en nuestra provincia, convirtiéndose al día de hoy en un importante recurso económico para la industria turística local.
La siembra de salmónidos en la provincia de Tierra del Fuego ha sido desde mediados del siglo pasado una política de Estado. Cada año el Estado Provincial, a través de sus áreas técnicas competentes, lleva adelante la campaña de desove artificial de truchas, cuyo objetivo es preservar la calidad de las poblaciones de salmónidos silvestres para la promoción de la pesca deportiva en Tierra del Fuego. Las especies de salmónidos en Tierra del Fuego cuentan con una protección de la cual no cuentan las especies ícticas autóctonas de nuestros ríos y lagos.
Es innegable la importancia de las truchas como recurso económico, ya que la industria del turismo incluye dentro de su oferta la pesca deportiva como actividad destacada. Tierra del Fuego es uno de los destinos más importantes del mundo para la realización de este deporte.
Asimismo se debe destacar el arraigo cultural que tiene la pesca para los habitantes de la provincia, la cual representa una importante actividad recreativa. El arraigo cultural de la trucha es tal que muchas personas la consideran una especie nativa de nuestros ríos e interpretan que su preservación responde a propósitos ambientalistas.
La realidad es muy distinta. Las truchas son una especie exótica introducida con propósitos comerciales. Como por ejemplo, el castor. Se ha desarrollado de manera extraordinaria debido a no contar con depredadores naturales y por la fuerte protección que sobre ella ejerce el Estado. La introducción de cualquier especie exótica conlleva un impacto ambiental y afecta al equilibrio ecológico del ecosistema donde se establecen.

Impacto en el ambiente

Cuando una especie se introduce en un ecosistema para el cual es exótica, produce efectos de alcance incalculable. Una especie animal introducida puede tener graves consecuencias en las cadenas tróficas, depredando especies nativas o disminuyendo drásticamente la cantidad de alimento disponible. También puede generar impactos modificando la configuración del espacio natural (como en el caso de los castores).
El caso de los salmónidos en Tierra del Fuego requiere de especial atención, pues su impacto no ha sido estudiado en profundidad. En otras provincias las consecuencias de la introducción de truchas ha impactado negativamente en especies animales, como en el caso del macá tobiano, especie nativa exclusiva de la provincia de Santa Cruz que se encuentra en grave peligro de extinción. La trucha introducida en muchas de las lagunas en las que el ave anida, cambia la calidad del agua y compite con el ella por los alimentos. Las truchas grandes, incluso, pueden llegar a comerse a los pichones.
En nuestra isla la preocupación por la introducción de las truchas radica en el efecto que estas tienen sobre las especies nativas, como por ejemplo el púyen, pequeño pez de la familia de los galáxidos. Al ser depredadoras y de mayor porte, las truchas pueden alimentarse de estos peces y disminuir su población, como así también pueden competir por el alimento en zonas donde este se encuentre limitado.
Lamentablemente debido a la falta de información previa a la radicación de las truchas, resulta muy difícil para los investigadores determinar fehacientemente la magnitud del impacto ocasionado.

Rol del estado

El principal promotor de la siembra de truchas y su posterior protección es el Estado, que vé en ella un recurso económico. A pesar del potencial impacto negativo que pueda tener la introducción de los salmónidos en el ecosistema fueguino, el Estado considera que el costo beneficio inclina la balanza a favor de la continuidad de la salmonicultura.
En otras palabras, es el Estado el que promueve una actividad económica totalmente dañina para el ambiente nativo. El mismo Estado tiene posturas totalmente contrarias con respecto a otras especies exóticas como ser el castor o los perros asilvestrados. En el primer caso se ha puesto en marcha un plan sistemático de exterminio de la especie, con el argumento de su alto impacto en el ambiente. Cabe preguntarse cuál sería la postura oficial si el negocio de la peletería hubiera resultado exitoso, o si la caza del castor se promoviera como un deporte que pudiera ser vendido al turismo.
Lamentablemente la falta de información juega en contra. No sabemos con precisión cual es el impacto y al Estado parece no preocuparle, pues en el peor de los casos se perdería una especie como el púyen, la cual no tiene ningún interés comercial.
Resulta urgente replantearnos cuestiones como estas. El desarrollo económico y comercial debe ir de la mano de un uso sustentable del ambiente y sus recursos. Las prácticas inadecuadas que en el pasado nos han llevado a impactar irremediablemente el entorno natural no pueden continuar replicándose en el presente.

Un combate desigual en el que lo autóctono es el claro perdedor

Las especies exóticas invasoras son especies foráneas introducidas de forma artificial, accidental o intencionadamente y que, después de cierto tiempo, consiguen adaptarse al medio y colonizarlo.
Las especies nativas, al no haber evolucionado en contacto con estas nuevas especies, no pueden competir con ellas, por lo que son desplazadas o, en el peor de los casos, mueren y se extinguen.
Estas especies representan la segunda causa de la pérdida de biodiversidad en nuestro planeta y deben ser tratadas aplicando el principio de precaución establecido por el Convenio sobre Diversidad Biológica.

 

Autor : Asociación Mane´kenk
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