Antiguo poblador de Ushuaia hurta herramientas a un vecino
El 30 de agosto de 1935

Antiguo poblador de Ushuaia hurta herramientas a un vecino

30/08/2017
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ste día, el vecino de Ushuaia Antonio Beros formula una denuncia ante la policía por el hurto que había sufrido de una caja de herramientas y algunas chapas de cinc. A raíz de esta presentación se efectúa un sumario que abre un período de testimonios y una rápida resolución del delito. El hecho provocó sorpresa en la pequeña población por la casi inexistencia de ese tipo de incidentes.
El sitio donde se consumó el robo estaba ubicado “cerca de la cancha” del “Club Sportivo”, dentro de un “rancho” en construcción. La lista de herramientas incluía: “un hacha chica de mano, una lima grande, dos limas chicas, una escofina ovalada, un cuchillo carnicero sin punta, un metro de carpintero, cinco o seis paquetes de clavos, dos chapas nuevas de cinc de 12 y 9 pies respectivamente” (Arnoldo Canclini. Indios, policías y agitadores).
Los testigos que se presentaron a declarar fueron Juan Buscolich, Bernardino Sánchez y Aníbal Villalón. A partir de esos testimonios, el juez de paz suplente Rodolfo Saggini dispuso el allanamiento de una vivienda ubicada en la “calle número ocho entre las de Gobernador Deloqui y General Paz”, donde residía el sospechoso de haber cometido el delito.
Al hacerse presente en el domicilio del acusado, el personal policial encontró las herramientas y las chapas “en el fondo de la casa tapadas con unas maderas y una escalera. Por tal causa en dicho acto se procedió a la detención e incomunicación” del propietario de la vivienda, cuyo nombre fue ocultado por el autor porque se trataba de “un hombre trabajador, que fundó una familia de larga permanencia en la población”.
Al prestar declaración el acusado, sostuvo “que cree que se encuentra detenido por haber hurtado (…) varias herramientas y dos chapas nuevas de zinc; que no puede precisar la fecha en que cometiera este hurto pero que cree que hacen más o menos 10 a 12 días y que lo ha hecho en completo estado de ebriedad sin meditar las consecuencias que esto le acarrearía; que una vez” concretado “manifestó a su esposa que las chapas las había comprado y como ella no viera las herramientas no le preguntó” por ellas. Confirmó que no fue ayudado por nadie y que tampoco había comentado el hecho a ninguna persona.
Con esta confesión, se procedió al cierre de las actuaciones por parte de la policía y su elevación al juez letrado del Territorio, cuya sentencia no pudo ser hallada por Canclini.

Autor : Bernardo Veksler
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