ste día, el ingeniero rumano Julio Popper parte de Buenos Aires para explorar Tierra del Fuego, en busca de sitios donde pueda sustentarse una explotación aurífera. Su primer destino fue Punta Arenas.
El primer contacto de Popper con Tierra del Fuego se había consumado en abril de ese año, “cuando la Compañía Anónima Lavadero de Oro del Sud lo nombra veedor de sus explotaciones en el Cabo Vírgenes. Sin embargo los ojos de Popper se posaron en la otra ribera del Estrecho de Magallanes” (Santiago Reyes. Estudio preliminar de Atlanta).
La incursión de los exploradores provocó sensación en la localidad magallánica por la magnitud de hombres y materiales que la integraba. Luego, se dispuso emprender el cruce del estrecho para alcanzar la costa fueguina y marchar por campos vírgenes hasta alcanzar la ribera del océano Atlántico.
“En los primeros días de octubre, con sus equipos y 64 caballos, Popper cruza el estrecho y desembarca en la Bahía Porvenir, en el sector chileno de la isla. Un mes después logra establecer su campamento en la costa sur de la Bahía San Sebastián. A los problemas que se presentaron en la marcha se agregó otro más serio. El buque que había despachado desde Punta Arenas para llevar abastecimientos y víveres a la zona nunca llegó a destino. Naufragó en algún punto del Estrecho de Magallanes”.
La instalación del rumano en la bahía de San Sebastián fue una audaz e intuitiva decisión que le posibilitó extraer importantes volúmenes del mineral en su planta de la península El Páramo.
Después de fundar el establecimiento sobre la bahía de San Sebastián, Popper regresó a Buenos Aires y el 5 de marzo de 1887 hizo una pormenorizada exposición, en el Instituto Geográfico Argentino, sobre las posibilidades de explotación que ofrecía Tierra del Fuego.
Al retornar a la isla, concretó una explotación modelo, que contó con una maquinaria adecuada para el lavado de arena y la extracción de las minúsculas partículas auríferas que contenían. Allí, se erigieron oficinas administrativas, viviendas para los trabajadores, “un taller y un sistema mecánico completo a caldera y motor. Un estanque a nivel conveniente, mediante sistemas de bombas aspirantes e impelentes, distribuía las aguas de mar a los lavaderos y cosechadoras de oro, aparatos patentados por Popper”. También edificó un edificio central donde se levantó un mirador (op.cit.).
