Persiguen y detienen a Brunel, “el demonio de la Patagonia”
El 19 de octubre de 1904

Persiguen y detienen a Brunel, “el demonio de la Patagonia”

19/10/2017
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ste día, el comisario de la Colonia 16 de Octubre, Eduardo Humphreys, recibe la denuncia de un robo cometido por Ascencio Brunel, apodado “el demonio de la Patagonia”. Un vecino le informa sobre la falta de sus caballos, el objeto de robo preferido de Brunel.
La policía chubutense contaba con información de que el bandido había dejado de ser un delincuente solitario y se había asociado con tres malhechores acusados de varios crímenes.
El comisario decidió emprender la persecución de los bandoleros, “utilizando al efecto el ofrecimiento espontáneo de algunos vecinos” (Marcelo Gavirati. Revista Todo es Historia N° 477).
Todos los intentos anteriores de capturar a Brunel habían fracasado y las habilidades del “demonio” para dejar en ridículo a sus perseguidores se habían divulgado por toda la región.
Según su informe a la superioridad, Humphreys organizó varias columnas para capturar a los delincuentes. “Durante dos días nuestras pesquisas fueron infructuosas aunque no perdí jamás la seguridad de que, dadas las medidas tomadas y el empeño que todos tomaron en esta penosa empresa, daría resultados satisfactorios”. El 22 de octubre, “una columna de humo que divisamos entre las sierras y que era la señal convenida, nos hizo saber que el cuatrero había sido capturado. Al día siguiente al mediodía Ascencio Brunel estaba alojado y convenientemente asegurado en nuestra comisaría”.
El logro policial generó que diversos medios entrevistaran a Humphreys, donde ratificó el éxito del operativo por él diseñado.
Pero, como suele ocurrir, hubo una versión distinta a la oficial. El vespertino “El Diario” publicó la reseña brindada por un “corresponsal espontáneo”, quien se manifestó extrañado por “la forma como se ha hecho pública la prisión del bandido”, donde la policía se atribuye rasgos de “heroísmo”. Siendo esta versión “falsa”, dudando que Humphreys “haya participado con la debida energía y solicitud”.
Por el contrario, cuando fue denunciada la desaparición de los caballos, “la policía no dio señales de actividad”. Por esa razón, el afectado “emprendió su propia investigación y pudo dar con el refugio” del bandolero. Los pobladores “formaron una partida que lo atrapó”.
La “única intervención del comisario fue cuando le fue llevado el aprendido, a quien le dijo ¿Cómo te va Ascencio? Y este le contestó: ¿Cómo te va, che Eduardo?”.

Autor : Bernardo Veksler
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