Nombran al primer jefe policial, pero nunca asumirá su cargo
El 11 de mayo de 1885

Nombran al primer jefe policial, pero nunca asumirá su cargo

11/05/2018
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ste día, es designado el primer jefe de la Policía de Tierra del Fuego. El presidente de la Nación general Julio Argentino Roca firma el nombramiento, refrendado por el ministro del Interior Bernardo de Irigoyen, del capitán de Infantería de Marina Antonio Ambrosio Romero.
Este nombramiento dio origen a la existencia legal del titular de la institución policial fueguina. No obstante, nunca llegó a asumir su cargo. El 29 de septiembre del mismo año, Romero presentó su renuncia al cargo sin haber estado en funciones en el Territorio.
Pero, la vacancia del cargo se mantendrá a pesar de las sucesivas designaciones. El segundo en ser propuesto fue Manuel Arana, el 13 de octubre de 1885, pero el decreto respectivo quedó sin firmar cuando ya estaba redactado para ello, sin que se conozcan las razones.
Luego, el gobernador Félix Paz propuso a Lorenzo Hernández, el 5 de enero de 1886, quien renunció también antes de asumir sus funciones, permaneciendo en la provincia de Buenos Aires.
Ese mismo día, el Poder Ejecutivo Nacional designó a Emiliano De la Fuente quien se convirtió así en el primer Jefe de la Policía de Tierra del Fuego en asumir el cargo.
Transcurrido un mes del nombramiento de Romero, el Poder Ejecutivo Nacional había designado como comisario de la Policía de Tierra del Fuego a Luis Botazzi, quién ejerció el segundo nivel del escalafón de la institución y estuvo a cargo de ella, mientras se sucedieron las designaciones y renuncias de jefes policiales. Hasta que el 24 de mayo de 1886 asumió la jefatura policial.
Los que ocuparon la máxima jerarquía durante un mayor lapso de tiempo, fueron Ramón Lucio Cortés (1893- 1899), Pedro E. Reyes (1902- 1913), Raúl Massey (1924-1932) y Horacio Villaurreta (1932-1938). Quienes asumieron en dos ocasiones al frente de la policía, fueron Celestino Díaz, Carlos Kraeser, Raúl Massey, Delfín Ponce de León y Epifanio Castex.
Como un dato anecdótico, un edicto policial reglamentó los disfraces de carnaval, en 1926, para “evitar se altere el orden, se produzcan accidentes, se ataque a la moral o falte a la cultura”, se hizo necesario contar con un permiso policial para “usar trajes de disfraz con careta o adiciones que desfiguren el rostro”, prohibió el uso de sotanas sacerdotales, “uniformes militares, policiales; y de la Asociación Nacional de Boy Scouts” (Arnoldo Canclini. Ushuaia 1884-1984).

Autor : Bernardo Veksler
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