Relatan una de las capturas del bandolero Ascencio Brunel
El 7 de junio de 1902

Relatan una de las capturas del bandolero Ascencio Brunel

07/06/2018
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ste relato fue uno de los tantos que circularon por la Patagonia sobre las capturas del bandolero Ascencio Brunel: “Cierta madrugada vimos llegar una cabalgata de cinco jinetes, quienes traían un herido, que a primera vista parecía cadáver. Se trataba de un hombre semidesnudo, semiescarchado, en estado preagónico, sin señas de vida”; entregado en la “comisaría de Tres Pasos” (Andrea Madsen. Patagonia vieja).
Al bajar el cuerpo, se percataron que estaba con vida. “Tenía cinco balazos (…) El frío y la congelación le habían salvado la vida al impedirle que se desangrara”. Lo curaron y a los pocos días se recuperó. Las indagaciones “probaron que el individuo era Ascencio Brunel, el legendario bandolero temido desde el río Negro hasta Punta Arenas”.
Los peones de una estancia habían detectado su campamento, cuando comía un ternero recién carneado, y lo atacaron.
Quien lo cuidó, trabó amistad con el herido: “Era persona de bastante instrucción y no mezquinó el relato de sus hazañas de bandido”. Le aseguró que no lo hubieran detenido “si hubiera hecho caso al presentimiento de sus caballos, que fueron a buscarlo varias veces para que huyera”. Hasta confesó el origen de sus actividades delictivas: “Fueron las policías chilena y argentina –afirmaba- quienes me encauzaron en esa vida; yo era mozo joven, atrevido y capaz, y carabineros y comisarios me mandaban alternadamente a uno y otro lado de la frontera para robar caballos por su cuenta”.
Cuando se curó, su hermano pagó la fianza y recuperó la libertad, para retornar a sus andanzas, cuyas hazañas se multiplicaban en los relatos en todos los fogones y tertulias de la región.
Una de las más comentadas ocurrió en Trelew. Cuando escapó en el caballo del comisario, saltando desde una ventana del primer piso del edificio policial.
Tenía como hábito merodear las tolderías para secuestrar jovencitas que al cabo de unos días devolvía sanas y salvas.
Las versiones sobre sus pasos posteriores fueron de las más variadas. Algunos señalaron que fue víctima de una emboscada de tiradores nativos, pero reapareció poco después en Última Esperanza. “La última vez que oí hablar” de Brunel “se afirmaba que tras algunos años de cárcel de Palermo recobró la libertad y se marchó al Chaco, donde compró una estancia”. En prisión recibía admiradores que “le regalaban dinero para que se estableciera honradamente” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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