uego de la muerte de José Nogueira, ocurrida el 21 de enero de 1893, su cuñado Mauricio Braun se convierte en el operador de la inmensa fortuna del portugués. Ante la aparición de familiares con pretensiones de recibir parte de sus riquezas, Braun escribe, este día, una extensa carta a Leopoldo das Neves “en la que le imponía someramente acerca del origen y la verdadera cuantía de los bienes dejados por Nogueira al morir, en lo que pareció ser un esfuerzo para desalentarlo en sus pretensiones o, al menos, para disminuir sus expectativas de lucro” (Mateo Martinic. Nogueira el pionero).
Das Neves había llegado a un acuerdo con una hermana de Nogueira para que le transfiriera los derechos a la herencia y comenzó las negociaciones con Braun. “Por fin, el cesionario interpuso a través del cónsul de Portugal en Valparaíso una acción judicial de petición de herencia en contra de Sara Braun viuda de Nogueira, negocio que al cabo de muy lento desarrollo no tuvo la conclusión favorable que esperaba el demandante. Es probable que al fin la cosa concluyera en una transacción privada…”
“Como la noticia de la existencia de herederos en Portugal acabó por trascender al conocimiento público, el avispero comenzó a agitarse. De esa manera no demoraron en aparecer nuevos interesados en la herencia de Nogueira (…) Estos no eran otros que 1os parientes políticos del finado. Particularizando más, se trataba de José Domingo Peralta y Maria Montenegro, padres de Rosario, la primera esposa de Nogueira. Y lo hicieron por intermedio (…) de Julián Sardes, comerciante de Punta Arenas. Este adquirió los derechos que aquellos declararon poseer, por escritura pública suscrita en Punta Arenas con fecha ll de julio de 1895, comprometiéndose a pagar la mitad del valor liquido que obtuviere en el correspondiente juicio de herencia a entablarse”.
El juicio tuvo mucha repercusión en la capital magallánica por la interposición de sucesivas querellas e impugnaciones cruzadas. El fallo final fue negativo para la demanda.
Los activos de Nogueira incluían varias propiedades en Punta Arenas, cincuenta mil cabezas de ganado, tres goletas y una barca, derechos de arrendamientos de más de un millón de hectáreas de tierras fiscales, la mitad de la sociedad de Nogueira y Blanchard y una indefinida cantidad de dinero en efectivo, oro, joyas y otros valores.
